España encaró la falta de agua hace 20 años y le va muy bien
Por Mauricio Almada
15.06.2023 | tiempo de lectura: 2 minutos
En estos días en que los bidones y botellas de agua envasada son las estrellas en los comercios y la pesadilla de los consumidores, vale la pena ver el ejemplo de un país que gestionó bien su falta de agua: España.
Si veinte años atrás España no hubiera empezado a instalar desalinizadoras hoy no saldría una gota de agua de sus canillas.
El déficit hídrico que se vive por allá tiene ribetes tan dramáticos como los que tenemos por acá. Sin embargo allá no falta agua dulce de excelente calidad. España tiene el primer puesto en Europa en materia de construcción de grandes presas y en cantidad de desaladoras.
Un informe que publicó El País de Madrid semanas atrás señaló que actualmente el 9% del agua que sale de las canillas en toda España viene del mar.
Pero atención: en el país hay más de 770 desaladoras, una cifra importante para 48 millones de habitantes. Es cierto que no todas tienen la misma capacidad. Algunas generan 100 metros cúbicos al día, pero otras producen más de 10.000.
Esto no ocurrió de un día para el otro, sino que desde 2004 el gobierno apostó a la desalinización. La cifra actual de la capacidad de desalación es de cinco millones de metros cúbicos al día. ¿Es mucho o es poco? Mucho. Solo Arabia Saudita supera esa capacidad.
Es interesante también observar que España destina el 21% de toda el agua desalada a la agricultura –a través del riego— algo que está despegado de lo que ocurre en la mayoría de los países.
Es también de subrayar la inversión que el gobierno español destinó a la gestión de la actual sequía. Además de ayudas para los agricultores, destinó 440 millones de euros para construir tres plantas desalinizadoras nuevas, de gran capacidad. También invirtió 600 millones de euros en parques solares para darle energía a las 770 desaladoras ya instaladas.
Uruguay, tras una siesta de décadas, espera ahora que en julio llegue a puerto la planta desalinizadora que OSE compró y que fue diseñada por la Universidad Tecnológica. Es la famosa planta que viene en barco porque no entró en el avión Hércules que pretendía traerla al país.
Cuando esté operativa podrá generar agua de calidad para 150.000 personas.
Será una ayuda importante pero no suficiente. Habrá que seguir en ese camino y que como en España se convierta en una política de Estado.
Otro tema es el proyecto Neptuno que está en marcha —que, más allá de la polémica sobre los roles de OSE y de la empresa privada que gane la licitación, una vez en funcionamiento será también un respaldo importante para la histórica planta de Aguas Corrientes. Según lo proyectado, la nueva planta producirá 169.000 metros cúbicos diarios, lo que es una importante cantidad.
España actuó ante el cambio climático hace dos décadas y capea bastante tranquila el gran déficit hídrico que padecen. Uruguay reaccionó y empezó el camino. Ojalá no se detenga ni se enlentezca cuando lleguen las lluvias, que algún día llegarán.