Avance populista
Por Leonardo Luzzi
22.08.2023 | tiempo de lectura: 2 minutos
Desde hace un tiempo a esta parte candidatos populistas de izquierda y de derecha se han puesto de moda y llegaron a ganar elecciones presidenciales con apoyo, y no con pocos votos, si no con un amplio respaldo de ciudadanos.
Ha ocurrido en América Latina, Estados Unidos y también en Europa así que no es únicamente un problema de sociedades empobrecidas como son las de la región donde está Uruguay.
Le tocó nuevamente a Argentina.
Tras años de administraciones de varios partidos políticos con predominancia de los K cuyos resultados no fueron buenos, donde las promesas no se cumplen y no pasa nada, donde se toman malas decisiones, gobernantes que cometen desvíos y siguen campantes y donde hay corrupción, los votantes se cansan y mandan una señal de hastío.
Es en ese momento a lo largo de la historia donde el ciudadano común ve acotado los caminos y busca para votar entre las pocas alternativas que le van quedando. En ese río revuelto aparecen outsiders (algunos hubo y hay en Uruguay) y populistas (que no son lo mismo) que se presentan con soluciones mágicas y caminos cortos.
¿Es culpa de los votantes, elegirlos? Claramente no.
Los partidos políticos dejan de aportar soluciones, sus cúpulas, desde el poder o en la oposición parece que sólo buscan llegar al poder, instituciones débiles, el aumento de las expectativas, descreimiento y carencias sociales, son el marco para que surjan esos personajes.
Ahora se habla de Javier Milei, este economista de 52 años, diputado, que en buena ley ganó en las primarias de Argentina y quedó bien posicionado para las elecciones nacionales. Milei es un liberal de derecha. Pero en el medio de críticas a las ideas que pregona (algunas son disparatadas) no se nota que hoy Argentina está también y en el poder desde hace años, Cristina Kirchner, otra populista pero de izquierda.
Y hasta hace poco estuvo en Brasil el presidente Jair Bolsonaro (donde más de 60 millones de personas lo votaron), y sigue hoy Nicolás Maduro en Venezuela imponiendo una dictadura como en Nicaragua, por nombrar otros populistas de una lista más larga.
Pero las críticas por estas latitudes no se dan con la misma intensidad y varían según se trate de personajes de derecha o izquierda olvidando que lo que son malos son los populismos en sí, igual que las dictaduras, todas las dictaduras, las de derecha y las de izquierda.