La punta del iceberg
Por Leonardo Luzzi
04.12.2023 | tiempo de lectura: 2 minutos
El diputado del Frente Amplio Gustavo Olmos, un hombre amable en el trato con la prensa en su rol de coordinador de su fuerza política, fue denunciado por abuso sexual y laboral. La denunciante, además, es su suplente, la diputada Martina Casás, 32 años más joven que él. Ellos trabajan juntos en el mismo despacho. El tema está en el Tribunal de Conducta Política del Frente y todo indica que avanzará hacia la Justicia. La noticia sorprendió, supongo que a todos.
Pero venimos de asombrarnos también con el caso del ahora exsenador del Partido Nacional Gustavo Penadés, preso por estas horas a la espera del juicio bajo acusación de abuso sexual de menores. Varios jóvenes se animaron a ir a Fiscalía a contar su historia contra el poderoso legislador.
Y antes, nos sorprendimos los uruguayos con la Operación Océano, donde hombres de distintos sectores de la sociedad y posición económica, pagaban a jovencitas para tener sexo. Hubo varios procesados y la investigación continúa.
Esas tres situaciones mencionadas por ser las más recientes no son para comparar y ver cuál de ellas es más grave, sino para mostrar lo que parece ser un comportamiento oculto en nuestra sociedad.
Seguramente ustedes ven la crónica policial, se impactan con los femicidios, con los homicidios, las drogas, las rapiñas, las golpizas a niños, la violencia en el trato en el tránsito, en el trabajo, con las maestras agredidas. Y podría seguir.
Surgió ahora el dato oficial de ASSE que en la atención a 119 menores de 15 años embarazadas, la mitad fueron casos de abuso.
Todo esto ocurre en nuestras narices, en todos los barrios del país, en todas las clases sociales, así que atraviesa a la sociedad.
Cada una de estas situaciones que nos vamos enterando por la prensa parecen algo aislado, así lo recibimos en nuestro trajín diario, hasta que paramos un minuto y unimos los cabos, hasta que miramos el mapa un poco más desde arriba y claramente vemos que estamos en un Uruguay más violento, que actúa pensando en imponerse, en destruir.
¿Qué nos está pasando? ¿Dónde está el problema? ¿Cambió nuestra naturaleza y ahora somos así? ¿Siempre fuimos así? ¿Es el machismo, es el feminismo? ¿Es en la educación que recibimos en casa como nos comportamos después? ¿Está en cómo aprendemos a jugar en la calle con los amigos de la cuadra o con los videojuegos? Hay muchas familias desintegradas, ¿va por ahí la explicación? Estamos naturalizando cosas que naturalmente nos deberían espantar. ¿El problema es en los centros de enseñanza donde nos formamos? ¿Es el entorno social en el que crecemos? ¿Es la pobreza?, que siempre hubo. ¿Es responsabilidad de las autoridades de turno y yo no tengo nada que ver? ¿Funcionan bien los sistemas de prevención, la Policía, Fiscalía y la Justicia? ¿Dónde nos volvemos intolerantes?
Lo cierto es que los Gustavo Olmos, los Penadés, los hombres de la Operación Océano, las niñas embarazadas y la droga son solo la punta del iceberg.