Don Giovanni Tenorio

de Giuseppe Gazzaniga.

22.10.2024 | tiempo de lectura: 2 minutos

Giuseppe Gazzaniga, nuestro compositor de esta ocasión en LOS MEJORES  TíTULOS DE LA ÓPERA,  puede ser considerado como el último cultor de la ópera buffa napolitana, que viera su gloria en el siglo XVIII en las obras de Domenico Cimarosa,  Giovanni Paisiello, Baldasarre Galuppi y Giambatista Pergolesi,  entre otros.

Don Giovanni Tenorio fue la primera de una serie de 18  óperas más que escribiría mientras residía en la ciudad de Venecia hasta 1791, año en que fuera nombrado director musical de la Catedral de Crema en la norteña región de Lombardía.

Es difícil imaginar,  al menos hasta fines del siglo XIX, un tratamiento musical del mito de Don Juan que pueda superar el trabajo realizado por Wolfgang Amadeus Mozart,  y de su libretista,  el Abate Lorenzo Da Ponte.

Mientras que la obra maestra mozartiana logra un balance perfecto entre los elementos cómicos y dramáticos,  nuestro DON GIOVANNI de esta noche se concentra mayormente en los aspectos  buffos  que el libreto ofrece.

Además de las dos damas engañadas por el gran burlador, Doña Anna y Doña Elvira, el libreto de Bertati contiene una tercera víctima,  Doña Ximena,  así como la figura de un segundo sirviente, Lanterna,  que es introducido hacia el final de la ópera.

No hay grandes indicaciones ni gestos dramáticos, y a pesar de que la obra no se aparta de la tradición de la ópera buffa,  el compositor logra crear diferencias de estados de ánimo y de situaciones,  como por ejemplo en la entrada de la estatua, en sombría tonalidad menor.

No falta como era de esperarse el  Aria del catálogo, “Dell’Italia e d’Allemagna, que canta Pasquariello,  y que culmina en un dúo con Doña Elvira, constituyendo uno de los mejores números de la partitura.

Gazzaniga se perfila también como un maestro absoluto del género cómico con el manejo de las danzas populares,  entre ellas la tarantella italiana,  en los pasajes con intervenciones corales,  y en el aria de Biagio: “A me schiaffi”,  en la que el personaje da rienda suelta a toda su furia,  luego de haber sido golpeado por Don Giovanni

Ofrecemos entonces esta bella partitura dieciochesca, que aunque todavía  símbolo histórico de la tradición  buffa  napolitana, despierta un interés y una experiencia que van más allá de sólo considerarla como una simple antecesora de la gran obra de arte de Mozart.