La Bella Durmiente

de Ottorino Respighi.

17.12.2024 | tiempo de lectura: 2 minutos

Se atribuye a Respighi el uso de notables, lujosas y perfumadas orquestaciones y colores impresionistas en sus partituras operísticas.

Estas derivan principalmente de Richard Strauss, compositor que Respighi admirara grandemente.

Asimismo hallamos en ellas el retorno al glorioso pasado musical italiano, no solo al período barroco sino al propio CANTO GREGORIANO, que se hace presente en un grupo compositores nacidos alrededor de 1880 denominado GENERACION DEL OCHENTA, al que pertenecen también entre otros Gian Francesco Malipiero e Ildebrando Pizzetti.

Aunque de absoluta brevedad, LA BELLA DURMIENTE se divide en tres actos y presenta un libreto de Gian Bistolfi, inspirado en el famoso cuento de hadas de Charles Perrault del mismo nombre, el cual data de 1689 y que fuera transformado en ópera anteriormente por Engelbert Humperdinck en 1901.

La versión que presentamos a ustedes  emplea las ideas de Respighi de 1933, revisada y orquestada por él mismo para orquesta y cantantes operísticos, la cual difiere en gran escala con la concepción original de 1922 para marionetas.

Se incorpora igualmente el final compuesto por Tocchi en forma de FOXTROT, dejando a un lado la música original compuesta en el estilo del siglo XVII.

La orquesta incluye entonces siete instrumentos de viento, cuerdas, percusión, piano, celesta y clavicordio.

Pero a pesar de ser una ópera compuesta originalmente para niños LA BELLA DURMIENTE contiene verdaderos desafíos en lo que respecta a las líneas vocales.

Y si bien el propio compositor la considerara como UNA BURLA MUSICAL DEL MELODRAMA CONTEMPORANEO, LA BELLA DURMIENTE presenta el clásico refinamiento y la elegancia clásicas de Respighi, no sin dejar a un lado al humor, y evocando a otros compositores que van desde Wagner y Massenet hasta Puccini y Stravinsky, como por ejemplo en la danza CAKEWALK de Mr. Dollar.

Y si bien nuestra versión de LA BELLA DURMIENTE de Respighi no se halla precisamente dirigida a un público infantil, la ópera cautiva por completo con su atmósfera de cuento de hadas y su penetrante poder melódico.