La dictadura de Maduro y las amenazas extremistas de Trump
Por Alfonso Lessa
07.01.2025 | tiempo de lectura: 3 minutos
En un mundo convulso y complejo, en el que las señales para el 2025 son preocupantes, se plantearán en pocos días dos hechos muy trascendentes: lo que pueda ocurrir en Venezuela el viernes con el intento de Maduro para dar el último paso para seguir ilegítimamente en el poder y asumir un nuevo mandato contrariando la amplia derrota electoral del año pasado; y la asunción diez días después -el 20 de enero- de un arrogante y desafiante Donald Trump.
Son dos hechos de enorme trascendencia ahora, pero sobre para el futuro inmediato, por lo que desde ya involucran al nuevo gobierno electo en nuestro país, colocándolo en el caso de Venezuela en una situación incómoda dado todo lo que se ha discutido en la izquierda sobre la dictadura de Maduro.
Y en lo que respecta a Trump, por la enorme influencia de Estados Unidos en la región y en el mundo, por las amenazas sobre temas que involucran directamente a América Latina y el Caribe, como la migración y la inaceptable amenaza de recuperar el canal de Panamá.
Las primeras señales que ha dado la fuerza política del próximo gobierno uruguayo sobre Venezuela son positivas y realistas: el Frente Amplio como tal no concurrirá a la pantomima de Maduro y sólo lo harán unos pocos dirigentes a título personal.
Parece un buen comienzo para el futuro canciller, Mario Lubetkin, de larga experiencia en el terreno internacional, tanto desde el periodismo como desde otras tareas, lo que le otorga una visión y unos contactos, infrecuentes. Y por lo tanto sabe muy bien del valor de la democracia, de los derechos humanos y de los pronunciamientos de los organismos internacionales que en este caso, condenan por unanimidad al régimen de Maduro, por sus miles de asesinatos, desapariciones y torturas.
Dicho sea de paso, avalar lo de Maduro, debería inhibir luego a quienes lo hagan, de hablar de derechos humanos y terrorismo de Estado.
Acentuando la represión a extremos extraordinarios, agentes chavistas encapuchados secuestraron este martes a Rafael Tudares, yerno del presidente electo de Venezuela, Edmundo González Urrutia, quien se encontraba en una gira por el continente en busca de apoyo.
Durante su visita a Uruguay en los últimos días, González Urrutia recogió el reconocimiento explícito del presidente Luis Lacalle Pou.
La oposición ha convocado a manifestarse en las calles y Maduro se prepara para reprimir, mientras González Urrutia y María Corina Machado han prometido volver a Venezuela y lo harían acompañados de ex presidentes latinoamericanos.
Hay quienes especulan con divisiones en el Ejército venezolano, pero el dictador parece mantener el absoluto control interno en su país. Aunque al mismo tiempo sabe que vive el momento de mayor aislamiento internacional. En este contexto y ante un dictador que no conoce de límites, puede pasar cualquier cosa.
Trump y sus amenazas
Por otra parte la próxima asunción del Donald Trump, repleta en lo previo de advertencias, y actitudes extremistas y amenazantes, no hace más que generar inquietud en el mundo entero.
Hubo un tiempo en el que Estados Unidos fue un ejemplo de democracia interna y de respeto a las leyes, en el que, por ejemplo, la tenacidad y el valor de dos periodistas -Woodward y Bernstein- lograron la caída de un presidente, Richard Nixon.
Había, como se ha señalado siempre, un sistema de “check and balance”, en el que cada uno de los poderes actuaba en procura de equilibrio y de evitar los abusos de autoridad.
Trump no muestra precisamente apego a esto y se podría afirmar que ni siquiera al sistema democrático, como demostró cuando lideró los intentos por evitar la asunción de Biden.
En un mundo con las guerra devastadora de Rusia de Putin -el amigo de Trump- en su invasión a Ucrania, en el que existe el terrible conflicto de Medio Oriente extendido por la región, en el que hay incertidumbre sobre Siria, hambrunas como la de Sudán, dictaduras sangrientas como la de Maduro, guerras económicas con proteccionismo crecientes en las que China busca avanzar, es difícil ser optimista.
En las últimas horas también Trump ha redoblado sus amenazas en un discurso de un tono claramente fascista, advirtiendo que podría tomar Groenlandia -bajo dominio de Dinamarca- y el canal de Panamá por presiones económicas o militares.
Su inminente llegada al gobierno (increíble dado todo lo que ha hecho y todas las acusaciones que pesan sobre él) más que aportar algo de tranquilidad al mundo, no hace más que generar más incertidumbre y preocupación.