Uruguay seguirá firme en la Antártida
Por Mauricio Almada
27.01.2025 | tiempo de lectura: 2 minutos
El próximo gobierno que presidirá Yamandú Orsi tiene un compromiso asumido respecto a la presencia de Uruguay en la Antártida.
Desde que, en 1984, en las postrimerías de la dictadura, el país concretó la instalación de una base científica, el apoyo de los sucesivos gobiernos democráticos no tuvo interrupciones. Con el estatus de país miembro consultivo del Tratado Antártico, Uruguay tiene voz y voto en las asambleas donde se toman las decisiones respecto al continente blanco.
Ningún gobierno ha querido perder ese estatus, para lo cual ha sido necesaria la presencia permanente de la base Artigas en la Antártida y el desarrollo de investigación científica.
Este apoyo, que ha sido una política de Estado, debe proyectarse al menos hasta 2048, cuando empiece la revisión del Tratado Antártico. Pueden resurgir desde ese momento los históricos reclamos de soberanía sobre el continente por parte de siete países. Ellos son, aunque con distintos argumentos para sus pretensiones, Argentina, Australia, Chile, Francia, Noruega, Nueva Zelanda y Reino Unido.
Estados Unidos y Rusia —en su momento la URSS— dos gigantes antárticos, se han mantenido por fuera de los reclamos territoriales. Desde que entró en vigor el Tratado Antártico, en 1961, se aseguró su gran espíritu: la paz y la ciencia.
No obstante, existen varias amenazas que anteceden a 2048. Una es el cambio climático, que las sucesivas expediciones uruguayas han comprobado y sufrido en más de cuarenta años en la Antártida.
Otra amenaza creciente es el turismo, con cruceros que se acercan a la costa antártica, con peligros de contaminación de variada magnitud.
Lo prioritario para los intereses estratégicos del país es la continuidad de la permanencia de la base científica Artigas. En las últimas décadas, creció la cantidad de científicos y estudiantes de distintas carreras que desarrollaron proyectos de investigación.
Está claro que, junto a la ciencia, lo primero ha sido sobrevivir en condiciones adversas y lejos del país. Para vivir allá se precisa siempre la llegada de abastecimientos: alimentos y combustible. La logística la siguen haciendo las fuerzas armadas, que tienen las capacidades para ello. La Fuerza Aérea para el traslado de dotaciones por aire y la Armada con sus barcos de abastecimiento.
El futuro director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Rodrigo Arim, es un entusiasta de la Antártida. Durante su rectorado en la Udelar apoyó la creciente corriente de estudiantes que viajaron a la base Artigas para investigar.
Conforme a ello, es de esperar que haga pesar ese entusiasmo en el presupuesto.
Orsi tiene a su vez el compromiso asumido en las bases programáticas del Frente Amplio para el período 2025-2030, que no dejan dudas al respecto.
“Fortalecer la gestión del Instituto Antártico Uruguayo, particularmente en capacidades y recursos materiales necesarios para el desarrollo de la investigación científica en el cumplimiento de los compromisos asumidos por el país para preservar a la Antártida como "una reserva natural consagrada a la paz y a la ciencia, fortaleciendo el intercambio con la academia, siendo fundamental mantener la presencia de Uruguay en el continente”.
La Antártida es el ejemplo de lo que el mundo debería ser: un lugar de paz, de investigación, de convivencia.
Y si en algún momento todo se complica y el continente blanco empieza a ser explotado en sus recursos, en vez de protegido, es mejor estar allí. Puede llegar la rebatiña de los metales preciosos y otras riquezas, y tal vez del bien más preciado en el planeta: la mayor reserva de agua dulce.