LES VêPRES SICILIENNES (LAS VíSPERAS SICILIANAS)

El  género de la Grand Opéra  francesa había comenzado su trayectoria cuando Giacomo Meyerbeer  asombró al público de París con su ROBERTO EL DIABLO  en 1831, si bien existían antecedentes previos en Daniel Auber y hasta en el propio Rossini.

Verdi decidió entonces seguir el camino de sus antecesores,  Rossini y Donizetti, que habían obtenido éxitos con nuevas versiones de sus óperas anteriores presentadas en la capital gala.

De este modo, Verdi firmó un contrato con la comisión directiva de la Ópera de París en 1852 para la presentación de un gran drama histórico en cinco actos, como era la usanza capitalina.

Así surgió LES  VêPRES  SICILIENNES,  la segunda gran ópera verdiana compuesta en el  estilo de  Meyerbeer, en el pináculo de su carrera, estimulado por el gran suceso que obtuviera finalmente con LA TRAVIATA.

El estreno mundial en París fue un rotundo éxito, a pesar de los temores de que su argumento podría herir la sensibilidad de los espectadores franceses.

Hector Berlioz ensalzó ampliamente nuestra ópera de esta ocasión por su expresividad melódica y por el empleo de un nuevo tipo de melodía más amplia y rítmicamente compleja, en la cual la influencia de Meyerbeer juega un rol capital.

Lo mismo aplica a la instrumentación y a la presencia de una nueva tímbrica más elaborada y colorida, como por ejemplo durante el grandioso concertante con el que culmina el acto tercero, de una belleza sublime e incomparable.

Llama particularmente la atención la temible escritura vocal otorgada a Henri/Arrigo, la parte de tenor principal compuesta originalmente para el célebre tenor Louis Guéymard.

Nuestra representación de esta oportunidad proviene de Holanda, concretamente del año 2002 y ofrece la versión original en francés.

En la misma brillan en los roles protagónicos el célebre tenor dominicano Francisco Casanova y la consagrada soprano rumana Nelly Miricioiu, a quienes muchos consideran como ¨La segunda Maria Callas¨.