La hija de Iorio

Tragedia pastoral en tres actos.
Libreto y música de Ildebrando Pizzetti, inspirado en la tragedia homónima de Gabriele D’Annunzio.

21.07.2025 | tiempo de lectura: 2 minutos

En su visión musical creativa, y proclamándose amante de los grandes modelos artísticos desde el helenismo, los pioneros florentinos de comienzos del 1600, hasta Debussy y Wagner, Ildebrando Pizzetti intenta evitar por completo el estilo de los compositores de la Giovane Scuola de Mascagni y Puccini, buscando un nuevo camino para la ópera italiana, que retornase a los moldes originales del barroco y del clasicismo.

De este modo, Pizzetti crea un nuevo tipo de canto basado en la rítmica de la lengua italiana, en forma declamatoria e influenciado por el canto gregoriano.

A tal punto es importante su innovación, que tal estilo se conoce como DECLAMACIÓN PIZZETTIANA.

Es obvio que las fuentes de inspiración musicales son también los recitativos de las obras de Monteverdi, y sin duda, la ópera PÉLLEAS ET MÉLISANDE de Claude Debussy, obra que Pizzetti siempre considerara como un modelo absoluto.

El drama de D’Annunzio LA HIJA DE IORIO se había estrenado en Milán en marzo de 1904 con un enorme éxito, lo cual estimuló a nuestro compositor para convertirla en una ópera, hecho sugerido por el propio D’Annunzio quien le ofreciera su tragedia en 1936 para musicalizarla.

En la misma, la seriedad y el porte musical de la orquesta derivados de Puccini y de Richard Strauss se hacen presentes en todo momento, tomando siempre en cuenta que todo ello ocurre dentro de la estética musical propuesta por Pizzetti de la cual recién habláramos.

Nos hallamos ante tres vívidos actos, los dos externos de carácter expositivo mientras que el central rebosa de calma rural pero también de tempestuoso dramatismo, como observamos durante las escenas entre Mila y Cosma o su enorme dúo con Lázaro, de una brutalidad y un salvajismo como pocas veces se han visto en la ópera de esos tiempos.