Rumbo a China
Por Leonardo Luzzi
28.07.2022 | tiempo de lectura: 2 minutos
Los presidentes de Uruguay, desde el retorno de la democracia en 1985, vieron en China un área comercial gigante y no se equivocaron, al punto que hoy van hacia ese destino la mayoría de los contenedores con productos nacionales que se venden en el exterior.
En esa decisión de ir hacia allá, no pesó la ideología de cada Presidente, de hecho la mayoría rechaza al régimen comunista que gobierna China, y el foco se puso en lo comercial.
Más recientemente, como antes lo hicieron sus antecesores, el presidente Tabaré Vázquez, no solo viajó a China con ministros, sino que lo hizo, además, acompañado de empresarios y dirigentes sindicales que hoy siguen militando. Fue Vázquez el primero en anunciar que se podía concretar un TLC, un Tratado de Libre Comercio con China, que no se concretó aunque la semilla quedó plantada.
Fue también el ex ministro de Economía del Frente, Danilo Astori, quien una y otra vez insistía ante el Mercosur en la necesidad de flexibilizarlo para permitir ese tipo de negociaciones bilaterales.
El antecedente había quedado marcado en 2004, cuando Uruguay, con el presidente colorado Jorge Batlle, obtuvo la luz verde del Mercosur para firmar un TLC con México que hoy sigue vigente.
El presidente Vázquez, en su primer gobierno, intentó tomar el camino del TLC con Estados Unidos que estaba dispuesto y fue el Frente Amplio y el Mercosur los que le cerraron el camino, por lo que ese tren pasó.
Ahora el actual gobierno, con el presidente Luis Lacalle Pou a la cabeza, dio un paso más con China y se concretaron los estudios técnicos hacia la firma de un TLC que tienen un formato preestablecido.
Los años pasan y las posiciones más o menos se mantienen.
El Mercosur no apoya, en particular y como era de esperar la Argentina kirchnerista, y en el Frente Amplio hay resistencias a un TLC que elimina barreras arancelarias y libera el comercio, lo que es base del liberalismo económico.
A comienzos de los 90, cuando se firmó el Tratado de Asunción que dio vida al Mercosur, el Frente Amplio decidió dar un “apoyo crítico”, dijeron sus líderes.
Aún no se conoce, porque no está el texto final, lo que dirá el TLC con China, por lo que es entendible que haya cautela. También es cierto el peso de lo ideológico en la oposición para poner reparos más allá de lo que dirá el documento.
Los estudios previos indican que habrá sectores que se beneficiarán y otros que perderán o incluso desaparecerán como las fábricas de camisas que deberán reinventarse. En ese balance de si hay más ganadores que perdedores se tomará la decisión de avanzar.
Hay también en el medio cuestiones geopolíticas que miran China, Europa y Estados Unidos y no tanto Uruguay más preocupado por abrir mercados.
La discusión en lo local se dará entonces entre los que apoyan ese mecanismo de comercio (que ha dado resultados por ejemplo en Chile y que el presidente izquierdista Boric no piensa tocar) y los que priorizarán esperar que el Mercosur se decida.
La administración de Lacalle Pou es consciente que lo mejor es que el bloque regional se sume a la negociación con China pero está dispuesta a avanzar en soledad.
Mientras tanto, el tren empezó a moverse y la pregunta es si Uruguay lo tomará o lo dejará pasar otra vez.