"Los adolescentes están en estado de desarraigo en ausencia de contacto entre pares"

El psicólogo Luis Gonçalvez Boggio advirtió sobre la pérdida de la corporeidad que resulta fundamental para los jóvenes

07.07.2021 | tiempo de lectura: 2 minutos

Un sondeo realizado por UNICEF muestra que la pandemia por covid-19 ha tenido un importante impacto en la salud mental de las y los adolescentes y jóvenes de Latinoamérica y el Caribe.

Sobre este tema se refirió en Justos y Pecadores el psicólogo y docente Luis Gonçalvez Boggio, autor del libro "Trauma y Pandemia".

"El problema que podríamos platearnos con los adolescentes, en este contexto de pandemia, es el de adolescentes sin adolescencia. Están como inmigrantes, en estado de desarraigo, de ausencia de contactos entre pares, cuando es tan importante en esa franja etaria", señaló el psicólogo.

A su entender, en el tema de educación hay un proceso de no retorno.

"En la Universidad estamos transitando ya el segundo año sin clases presenciales. No hubo cómo plantearse la educación más allá del contexto de la pandemia", apuntó.

Además, advirtió que se va a ver "nativos digitales y migrantes digitales", por la superposición de recursos digitales.

"En los jóvenes tenemos una pérdida de la corporeidad, que es muy importante. El trabajo en la pantalla genera una arquitectura del encierro, marcado por el mayor uso de la pantalla", agregó.

Gonçalvez comento que recién se está comenzando a investigar algunos temas puntales como el miedo pandémico en 2020 llegando a la fatiga y a la angustia pandémica en este 2021.

"Con los jóvenes que hemos hablado no tocaron el tema, sí hablaron los padres preocupados por los cambios de comportamiento y costumbres en los adolescentes", explicó.

El psicólogo advirtió que cuando existe ansiedad excesiva, que es lo más recurrente, "tenemos que ver la posibilidad de hacer una consulta o intervención". "Lo mismo si se produce una tristeza que perdura a lo largo de los días", dijo.

Durante el confinamiento, sobre todo en marzo y abril del año pasado, "vimos que con la pérdida de privacidad de los adolescentes, al estar tanto tiempo conviviendo con su familia en el mismo espacio, podían aparecer traumas del pasado que no fueron verbalizados en su momento".

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