«Amores prohibidos», primera novela de Graciela Mántaras Loedel

Hablamos con Ana Inés Larreborges

16.06.2022 | tiempo de lectura: 2 minutos

Audaz, explícita y con una mirada femenina del deseo, la novela de Graciela Mántaras Loedel sale a la luz por iniciativa de su hijo Gonzalo Eyherabide y con el prólogo de la escritora y crítica, Ana Inés Larreborges.

«Amores prohibidos» es la primera novela de ficción de la escritora fallecida en 2008 y autora de una docena de libros de teoría y crítica literaria.

Graciela Mántaras Loedel dejó esta obra que retrocede hasta finales del siglo XVIII y trae la historia de los encuentros apasionados del matrimonio de Edward y Eduarda MacLaren y llega al siglo XX para acompañar a una joven becaria uruguaya que llega a Europa a estudiar filología.

Entrevistada por Justos y Pecadores, la escritora y crítica, Ana Inés Larreborges señaló que se trata de “una saga familiar que comenzó en 1861 con un encuentro amoroso, un rapto súbito de los dos personajes que sin hablar tiene una cópula y un deseo que va a durar toda su vida”.

Larreborges dijo que fue una de los lectores que leyó el libro cuando Graciela lo escribió. “Ella me había pasado la novela, a mí me gustó mucho. También se lo entregó a otras mujeres y a todas nos gustó.  Luego me encontré con su hijo Gonzalo Eyherabide, el responsable de cumplir ahora con la idea de publicarlo así que fue un reencuentro con un texto que ya había leído y me había gustado”.

La escritora agregó que es una novela muy audaz, por lo erótico y que tiene algo más allá de la audacia y lo explícito, “una ambición de contar no solo escenas eróticas muy excitantes, sino que también aspira a hablar del amor, que no sólo toma el cuerpo sino también el compromiso, alma, cuerpo y emoción. Y es también una mirada femenina del deseo que es menos frecuente en la literatura”.

La obra, que estuvo mucho tiempo en un cajón y es póstuma, “pone el énfasis en el deseo femenino, es una novela histórica y aparece ella haciendo una auto ficción de sus amores en España, también con mucha libertad. Se nota el aliento de los años 60, hay una reivindicación de lo femenino”, dijo Larreborges.