Carta a Varsovia
Cantata de Thomas Pasatieri.
04.08.2025 | tiempo de lectura: 2 minutos

Considerando a Aaron Copland, a Samuel Barber, y a Gian Carlo Menotti dentro de nuestra premisa, si tuviéramos que optar por el siguiente compositor norteamericano quien siempre apostara a la tonalidad, a la melodía y a la sencillez en la escritura vocal, tal elección caería sobre la figura de Thomas Pasatieri, compositor conocido comúnmente como: “EL PUCCINI NORTEAMERICANO”.
Autor de música fílmica, de cámara, e instrumental, Pasatieri es sin embargo un compositor netamente de naturaleza vocal, como lo prueban sus canciones, una veintena de óperas y CARTA A VARSOVIA, una de sus más poderosas e importantes declaraciones musicales como lo vamos a apreciar en el programa de hoy.
Su concepción lírica de la música operística lo condujo a ser apreciado por muchos cantantes del momento, quienes intervinieron gustosamente en los estrenos mundiales de sus óperas.
Entre ellos podemos contar a Frederica von Stade, a Richard Stillwell, James Morris y Jennie Tourel. Su ópera más popular e importante sigue siendo LA GAVIOTA, la cual recibiera su estreno mundial en Houston en 1974, y que se inspira en el cuento del mismo nombre de Anton Chejov.
Pero en ésta ocasión no vamos a hablar de sus hermosas óperas sino de su cantata CARTA A VARSOVIA, la cual surge en 2003 a modo de encargo por parte de Mina Miller, directora musical del Conjunto Instrumental MUSIC OF REMEMBERANCE, el cual se dedica a la interpretación de la música de compositores contemporáneos inspirada en los acontecimientos que tuvieran lugar durante el Holocausto.
Para los textos de la cantata Pasatieri seleccionó una serie de poemas de la escritora y cantante de cabaret Pola Braun (1910-1943), quien había sido prisionera del infame GHETTO DE VARSOVIA y del campo de concentración de Majdanek, donde pereciera a los tempranos 30 años de edad.
CARTA A VARSOVIA fue concebida como una cantata sinfónico-vocal, con partes cantadas unidas por interludios orquestales de gran intensidad emotiva.
Se trata de una obra de gran intimidad y de introspección psicológica que cuenta con una voz de soprano como narradora de los poemas de Braun y una orquesta de cámara que incluye un cuarteto de vientos de madera, un quinteto de arcos, trompeta, arpa y piano.
El estilo musical de la cantata es esencialmente lírico, embebido en el post-romanticismo, incluyendo además una somera sugestión de inflexiones pertenecientes a la música hebraica, especialmente con el empleo de las tonalidades menores.