Derecho a comprar barato

Por Leonardo Luzzi

14.10.2021 | tiempo de lectura: 2 minutos

El Mercosur, siempre tan criticado, permitió, entre sus cosas buenas, la libre circulación y así quedó establecido en el texto del tratado firmado en 1991 por el gobierno del blanco Luis Alberto Lacalle Herrera.

La emergencia sanitaria obligó a cerrar las fronteras y la discusión local pasó a ser qué tanto se perjudicarán los comercios del litoral una vez que Argentina habilite el paso.

La diferencia cambiaria es abismal. Es decir, absolutamente todo es más barato en Argentina. En realidad, generalmente es más económico, pero ahora lo es más. Cuesta menos la ropa, comer, el combustible e incluso invertir en inmuebles.

Los intendentes del litoral y el gobierno nacional tomaron algunas medidas para ayudar a los emprendimientos de zonas fronterizas a suavizar el golpe que se considera inminente.

Se ayudará a los mismos comercios del litoral que todo este tiempo de pandemia, más de un año y medio, se beneficiaron con la frontera cerrada y aumentaron sus ventas hasta un 30% según sus voceros. Seguramente eso permitió mantener empleos y no está claro cuántos puestos nuevos se crearon, si es que se crearon.

Pero un país no funciona con fronteras cerradas, no es lo normal. Antes de esta situación esos comercios se las arreglaban para abrir sus persianas, muchos con dificultades por los costos de Uruguay, a lo que habrá que sumar el efecto cambiario.

Podrán  entonces establecerse beneficios para comprar de este lado pero no prohibir o entorpecer el pasaje por los puentes. En el Poder Ejecutivo se tomó el camino de establecer apoyos.

Porque el razonamiento debe ser el mismo para empresarios, comerciantes y también para los ciudadanos de a pie.

Cuando un industrial o ganadero exporta algo lo hace a países que pagan más para ganar más y cuando importa algo, lo hace de mercados donde comprarlo cuesta menos y lo trae a Uruguay.

Ahora, la discusión de comprar donde es más barato para hacer negocio sólo surge cuando le toca beneficiarse al vecino común.

Los uruguayos que viven en la frontera y los que no, tienen el derecho de comprar donde le es más conveniente. Y esta vez la situación les favorece.

No se trata de contrabandear si no de surtirse de los productos básicos para vivir. El “cero kilo” que cada tanto surge como idea para enfrentar la situación, atenta contra lo establecido en el Tratado de Asunción que puso en marcha al Mercosur. Además, sería injusto impedir a los uruguayos pasar libremente a Argentina, Brasil o Paraguay cuando así los habilita la normativa, incluso para ir a trabajar.

En el fondo del asunto la discusión que se da es sobre derechos, derechos de todos, y es sobre libertad y en todos los casos lo recomendable es defenderla pensando en todos.