El escultor, el museo y los presidentes
Por Alfonso Lessa
18.01.2022 | tiempo de lectura: 3 minutos
La reciente inauguración del Museo de Arte Contemporáneo en el fantástico Parque de la Fundación Atchugarry en Manantiales, se transformó al mismo tiempo en un acontecimiento de enorme significación cultural y en un hecho político: la presencia conjunta del presidente Luis Lacalle Pou y de los expresidentes Julio Sanguinetti y José Mujica, de partidos y signos ideológicos tan diversos, transmitió una vez más la idea de la política como un escenario de confrontación de ideas y no un escenario de guerra. Presencias cuya relevancia se ve potenciada por la inminencia de un referéndum sobre aspectos centrales de la LUC, en el que oficialismo y la oposición se juegan tanto; con un final de campaña que sin duda será muy duro. Pero eso no fue impedimento para que el presidente y los exmandatarios resolvieran apoyar de manera conjunta con su presencia (acompañada de una multitud) un acto cultural tan relevante. Fue, de hecho, un mensaje de estos actores hacia el conjunto de la sociedad y seguramente a sus propios sectores políticos. Un mensaje relevante cuando hay quienes sí entienden esto como una verdadera “guerra” que justifica cualquier cosa, como una especie de revancha (falsa) de las elecciones por parte de algunos; y como una oportunidad para terminar de pegarle en la línea de flotación del Frente Amplio, para algunos otros.
Los dos hechos, la presencia de estos líderes políticos que dejaron sus diferencias por un momento para priorizar este acontecimiento y la apertura de un extraordinario museo que constituye un aporte tan significativo para el país, quizá no sean tan valorados por alguna gente, pero sin embargo constituyen hitos infrecuentes en otras latitudes.
Y no es la primera vez que ocurre este tipo de encuentros, lo que le da una dimensión mayor. Cabe recordar, por ejemplo, el retiro conjunto de Sanguinetti y Mujica del Senado, tan destacado en el exterior, u otras situaciones, como el homenaje que en su momento hicieron Sanguinetti, Mujica y Lacalle Herrera al periodista Claudio Paolillo.
ATCHUGARRY Y EL MUSEO
El otro aspecto tiene que ver con el Museo (MACA) resultado de un actitud también infrecuente: la de un artista muy reconocido a nivel internacional, que se ha preocupado no solo por exhibir su obra -como es habitual- sino que ha dedicado energías, dinero y mucho tiempo, para construir un gran legado cultural.
Primero fue el Parque de las Esculturas, un espacio natural y muy amplio en el que se pueden apreciar al aire libre trabajos de numerosos escultores uruguayos y extranjeros y que ha sido y es escenario de múltiples actuaciones de diversos artistas de distintos rubros. Y ahora es el MACA, una obra arquitectónica impactante del Carlos Ott, que contiene varias salas que abrieron sus puertas con muestras de primer nivel.
El MACA también contiene una sala de cine que fue uno de los escenarios de la proyección de las películas del primer festival ARCA, sobre documentales vinculados al arte, que también contó con exhibiciones al aire libre, la actuación de Laura Canoura y un homenaje al fallecido director de la Fundación Itaú Horacio Vilaró.
Un uruguayo de paseo en Europa se puede ver sorprendido por una gran escultura de Atchugarry en una plaza de la ciudad de Brujas o en el puerto de Amberes. Y sorprenderse también del valor artístico que le atribuyen los expertos y del consiguiente valor y económico de sus obras. Es decir que Atchugarry no necesitaba de este parque y de este museo para ganar un nombre, sino que por el contrario, sacó provecho de su éxito para construir algo para los uruguayos y los turistas que, además, es de ingreso gratuito y permite el trabajo y la interacción con alumnos de escuelas de la zona.
Gobierno, política y arte: tres puntas que no siempre se entrelazan y que deberían hacerlo de manera habitual y abierta, sin prejuicios ni ataduras ni usos proselitistas.