El exiliado de Roma

de Gaetano Donizetti

09.07.2024 | tiempo de lectura: < 1 minuto

En 1826, cumpliendo con sus deberes, Gaetano Donizetti presentó su nueva ópera a los napolitanos L’ESULE DI ROMA o EL EXILIADO DE ROMA, un drama de contornos heroicos ambientado en la antigua Roma, en épocas del Emperador Tiberius.

Aprovechando las oportunidades que el escenario de la ópera le ofrecía para esta composición, Donizetti buscó afirmar sus ideales de un nuevo melodrama romántico, lo más posiblemente libre de la influencia de Rossini.

Para ello, refinó sus armonías haciéndolas más precisas y concretas, a la vez creando una instrumentación más colorida y más sólida, por lo cual la orquesta deja de ser una simple acompañante de los cantantes, y sirve como nexo entre las escenas dramáticas.

Dos de las grandes innovaciones que nuestra ópera presenta son:
El empleo de un trío de conclusión en el primer acto en lugar del clásico concertante, que da comienzo con la frase: “Ei stesso è la mia vittima”, pasaje admirado por el propio Gioacchino Rossini.

Y la gran ESCENA DE LA LOCURA protagonizada por el bajo, el personaje del Senador Murena, siguiendo las prácticas de la época de componer tales momentos, generalmente para la voz de soprano, no obstante aquí como recalcamos, asignada a un bajo.

En esta gran escena, con aria y cabaletta, compuesta para el gran bajo cantante Louis Lablache, Donizetti recrea para su propio mérito el espíritu de la tragedia griega clásica, con las entrecortadas frases del senador quien es presa de alucinaciones.