El futuro de la coalición multicolor
Por Alfonso Lessa
11.03.2022 | tiempo de lectura: 3 minutos
Durante un buen tiempo se especuló con la creciente tendencia a la formación de dos grandes bloques políticos en el país, una realidad que iba sustituyendo al bipartidismo tradicional primero y el escenario que luego marcó el Frente Amplio.
Uno de los primeros en advertir esa tendencia fue el general Líber Seregni en un recordado discurso en el Palacio Peñarol, que anunciaba algo así como un nuevo bipartidismo. Los blancos se enojaron porque pareció que que refería a un escenario que dejaba de lado al Partido Nacional; aunque no era eso exactamente lo que dijo.
Se trata de un fenómeno que refleja lo que el expresidente Julio María Sanguinetti llamó “familias ideológicas”.
Colorados y blancos, como partidos, o uno de los partidos fundacionales con el apoyo de sectores del otro, muchas veces gobernaron asociados para lograr mayorías parlamentarias.
En su primera legislatura el Frente tuvo una vida corta: el gobierno asumió el 1 de marzo del 72 y en febrero del 73 y junio de ese año sobrevino el golpe. Poco mas de un año. Y desde entonces la conducción desde la clandestinidad no resultó nada fácil ni muchas veces homogénea.
El Frente debió recorrer un largo y muchas veces doloroso camino para crecer hasta llegar al gobierno y durante la dictadura tuvo divisiones, alejamiento transitorios como el del PDC -reiterado luego en democracia junto a la 99 para fundar el Nuevo Espacio- un fuerte quiebre en 1982 cuando el Partido Comunista desoyó la decisión de Seregni desde la cárcel de apoyar el voto en blanco; y la adhesión del MLN recién en 1989, por citar algunos de los principales hechos. También la ruptura y luego el retorno de Rafael Michelini.
Es decir que el camino de construcción de las coaliciones -aún con formatos diferentes- no resulta fácil.
Teniendo en cuenta aquellas previsiones relativas a los dos bloques no puede sorprender que se haya formado la coalición multicolor.
Lo que quizás resulte una sorpresa para alguna gente es su permanencia más de dos años después de su creación, cuando hubo pronósticos de que apenas iba a durar algunos meses. Y este es un factor relevante al observar los comportamientos en esta campaña por el referéndum.
El miércoles 9 en el retorno de los almuerzos de ADM, el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, fue contundente: aseguró que la coalición multicolor llegó para quedarse.
Y realizó esa afirmación ante una mesa integrada por los ministros de los principales sectores que la integran, incluida la ministra de Vivienda, Irene Moreira, de Cabildo Abierto y esposa del senador Guido Manini Ríos.
De concretarse este pronóstico, el escenario político y las consiguientes competencias electorales habrán consolidado, en principio, el proceso de cambios que se ha anunciado tantas veces.
Se han opuesto a este pronóstico, quienes destacan hechos como las indudables aspiraciones políticas de Manini y las diferencias con Cabildo en particular.
Esa sin embargo es la esencia de una coalición e incluso de un partido: varias personas con aspiraciones presidenciales y la necesidad de marcar perfil, que crece en la medida que se acercan tiempos electorales; aún lejos en este caso.
Pasa en el Frente, en particular desde que aceptó varias candidaturas y pasa en los partidos tradicionales. Hubo internas duras en todos. Sólo para recordar tres: Tarigo-Batlle en el 89; Mujica-Astori; y los blancos en 1994.
Quedan la menos dos preguntas pendientes:
– 1) ¿Cómo definiría su candidato esta coalición en caso de que efectivamente se proyecte al futuro? Muy probablemente como hizo en la última elección. La primera ronda operará como una especie de interna y el más votado irá al balotaje, con apoyo de todos.
– 2) La segunda interrogante tiene que ver con capacidad de la coalición emergente de administrar las tensiones internas, aún con cada sector marcando claramente su perfil y sus aspiraciones.
Los dichos de Delgado, figura clave de este gobierno, al menos nos dan una pauta de la voluntad del oficialismo.