El futuro Presupuesto pasa a ser el centro de las negociaciones

Alfonso Lessa

11.04.2025 | tiempo de lectura: 2 minutos

El Presupuesto será, como para todos los gobiernos, un desafío central para la administración del presidente Yamandú Orsi.

Pero a diferencia de los anteriores gobiernos del Frente Amplio y el de Luis Lacalle Pou, no cuenta con las mayorías propias necesarias (en Diputados) para aprobarlo, lo que significa que deberá negociar.

Hay en la oposición quienes no están dispuestos a votarlo en general y probablemente todos tendrán que hacer un gran esfuerzo negociador.

Los aspectos más relevantes en materia de política macroeconómica parecen tener asegurados los votos, al menos de una amplia mayoría de colorados y blancos.

Se trata de las garantías que les ofrece el ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone —que también se extiende a sectores empresariales— y que por algo fue el único designado en la campaña electoral por el entonces candidato Orsi.

Así lo han reconocido protagonistas de primer orden, como el senador Pedro Bordaberry, quien recientemente dijo, gráficamente: “Ves lo que dice Oddone y firmás abajo. Ya nadie lo discute, la inflación, captar inversión, apertura del mundo, nadie. En la macroeconomía ya nos dicen que van a ir por ese lado, y nos vamos a parar en que lo vamos a apoyar”.

También señaló que cuando el ministro de Economía presentó en el Parlamento sus lineamientos, “lo podría haber hecho Oddone, (Isaac) Alfie o Azucena Arbeleche”.

Otros temas, referidos al tamaño del Estado en determinados ámbitos, prometen diferencias.

Esto implicará negociaciones mano a mano, con diferentes dirigentes y sectores de la oposición, aprovechando que la Coalición Republicana parece consolidarse desde el punto de vista electoral, pero tiene algunas diferencias internas previsibles ante la gestión de gobierno.

Es decir que la Coalición Republicana sigue existiendo, se presentará como tal en algunos departamentos y seguramente lo hará en las próximas elecciones nacionales, pero los partidos y sectores que la componen, mantendrán libertad de acción para votar por separado cuando lo consideren necesario.

No hay un referente único de esa coalición como interlocutor del gobierno y no hay tampoco líderes indiscutidos entre los partidos salvo el caso de Luis Lacalle Pou que no está jugando en estas instancias.

Ese hecho permite dos lecturas para el oficialismo: la falta de un interlocutor único, a veces puede dificultar el diálogo, pero como contrapartida se le puede facilitar la negociación en algunos temas puntuales.

Oficialismo y oposición lograron superar ya una instancia relevante como es la de las venias para los jerarcas que la necesitan.

Algunos roces en el Parlamento y la discusión sobre qué país heredó el Frente Amplio aparecen como algunos obstáculos para el entendimiento, aunque en esto último Oddone ha tenido que salir más de una vez a relativizar críticas e incluso lo hizo el propio presidente.

Pero el gran desafío del gobierno para los próximos años será la aprobación del nuevo Presupuesto, que estará sobre la mesa en el segundo semestre de este 2025. Resulta claro que el Presupuesto es la piedra angular de cualquier administración, para gobernar y para cumplir con sus compromisos.