Economista de CPA: el gobierno tiene un dilema en su estrategia para contener la inflación

El economista Nicolás Cichevski plantea que, para tener éxito, las medidas monetarias deberían ser acompañadas de decisiones de corte fiscal y salarial

08.04.2022 | tiempo de lectura: 2 minutos

El profesional, gerente en el área económica de CPA Ferrere, señaló en Informativo Uruguay que posiblemente las proyecciones de inflación para 2022 se sigan ajustando al alza. El dato de IPC a doces meses hasta marzo fue de 9,4%, y los analistas proyectan que para el cierre de 2022 se ubicará por encima de 8%.

En un contexto de presiones inflacionarias al alza, el directorio del BCU incrementó ayer jueves la tasa de política monetaria en 125 puntos básicos. Así, la tasa de interés de referencia en pesos para el mercado pasó de 7,25% a 8,5%.

Asimismo, la autoridad monetaria anunció que en los próximos meses continuará con la política de suba de tasas.

Cichevski sostuvo que la decisión del Banco Central “es un paso necesario” y argumentó que la política de endurecimiento de tasas a nivel global, a juzgar por las últimas decisiones de la Reserva Federal, va a ser más profunda y rápida de lo esperado.

“La suba de tasas en Uruguay está en línea con lo que sucede en países de referencia como Estados Unidos”, subrayó.

Añadió que en Uruguay, la tasa de interés real —descontada la inflación— está en niveles cercanos a cero, por tanto estos aumentos “no son desmedidos”.

Sin embargo, advirtió que la política monetaria “debe mostrar consistencia con otras medidas de gobierno”.

En ese sentido, para Cichevski, el gobierno se enfrenta a un importante dilema: la aplicación de medidas contractivas de corte monetario del Banco Central deberían ir acompañadas de otras medidas en lo fiscal y salarial.

Sin embargo, activar mecanismos de desindexación —como despegar los salarios de la evolución de los precios domésticos— en las actuales condiciones socio económicas, podría traer problemas mayores, sostiene el especialista.

Explicó, además, que en su opinión no es posible que el BCU lleve adelante una política contractiva sin un aumento del tipo de cambio, algo que puede tener consecuencias para determinados sectores de actividad.

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