El niño y la garza, la película más personal y simbólica de Miyazaki
Dialogamos con Marta García Villar, licenciada en Filología Hispánica, máster en Formación del Profesorado.
09.04.2024 | tiempo de lectura: < 1 minuto
Marta es apasionada del legado de Studio Ghibli, es coautora de los libros El Viaje de Chihiro (2017) Mi vecino Miyazaki (Diábolo, 2014) y Antes de Mi vecino Miyazaki (Diábolo, 2016), así como autora de Biblioteca Studio Ghibli: El viaje de Chihiro (Héroes de Papel, 2017), obras divulgativas sobre el famoso estudio de animación japonés.
“El niño y la garza”. La más reciente película del director Hayao Miyazaki, recibió el Oscar a mejor película animada, galardón que el estudio Ghibli, fundado por Miyazaki, llevaba 22 años sin ganar.
Un joven llamado Mahito tras perder a su madre se aventura en un mundo donde habitan vivos y muertos, un lugar fantástico donde la vida encuentra un nuevo comienzo. Este film, basado en la novela homónima (en japonés) de Yoshino Genzaburō que la madre de Miyazaki le regaló cuando era joven, es una mezcla de realidad y fantasía. Está ambientado en el Japón imperial, durante la guerra a principios de los años 40 del siglo pasado. Con aires a su obra más reconocida, El viaje de Chihiro, esta película de Miyazaki también lleva a su protagonista a conocer mundos desconocidos.
Mahito pierde a su madre en un incendio durante la Segunda Guerra Mundial, y se muda al campo con su padre y la mujer con la que este se casa, que además es la hermana menor de su fallecida progenitora. Mahito intenta encajar en su nueva realidad, pero no lo consigue. Una peculiar garza, con rasgos humanos, un día le pregunta si quiere ver a su madre otra vez y ahí comienza el periplo en busca de algo de consuelo para poder seguir adelante.
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