El príncipe de Homburgo
Ópera en tres actos
Revisión final de 1991
11.06.2024 | tiempo de lectura: < 1 minuto
En mayo de 1960 el compositor alemán Hans Werner Henze estrenó en Hamburgo su notable ópera “El príncipe de Homburgo”.
El resultado es una obra disfrutable, con fuertes contornos marciales que denotan el espíritu anti-militar de compositor y libretista, pero que jamás llega a hacerse insoportable al oído.
Quizás algunos oyentes, que temen ante la palabra dodecafonismo se hallen perplejos al escuchar esta noble partitura, pero en realidad no existe temor alguno.
Como es característico del segundo período de la música de Henze, al cual él mismo denominara fase lírica, las series dodecafónicas no son tratadas al estilo riguroso de Arnold Schönberg o de Anton Webern, sino que infunde a ellas un cierto contorno, paradójicamente lírico, creando una experiencia única.
Tan solo en los interludios sinfónicos, la orquesta ejecuta a pleno para dar el carácter marcial de la Casta Prusiana, pero siguiendo también parámetros rítmicos de Igor Stravinsky, a quien la partitura está, no en vano dedicada.
El lenguaje musical en general amalgama asimismo tradiciones musicales que por momentos nos recuerdan a Alban Berg y hasta al propio Gustav Mahler, pero todo ello como dijéramos sujeto a la vitalidad rítmica de Stravinskii.
Por lo tanto, estimados oyentes, esta ópera no presenta nada que pueda resultar ingrato o desagradable, constituyendo un genuino manifiesto anti-bélico.