Eutanasia: ¿sí o no?

Por Alfonso Lessa

13.09.2022 | tiempo de lectura: 3 minutos

En medio de un mar de polémicas, atemperadas por la reunión de presidentes de los partidos, Uruguay discute hoy un proyecto que atraviesa colectividades políticas, una de esas discusiones de carácter humano, de principios, filosófica, que incumbe a lo religioso y lo racional, que es bueno que no se partidice: el proyecto sobre la eutanasia o muerte asistida.

Un tema terrible, que implica, por una parte, el sufrimiento personal e intransferible de personas que viven dramas muchas veces terminales, sus familias, sus seres queridos; y a la comunidad médica por otra.

Un asunto que recorre horizontalmente a la sociedad más allá de banderas partidarias. Es, en más de un sentido, del tipo de discusiones que se abrieron respecto al aborto.

¿Por qué digo en más de un sentido?

Primero, por la sensibilidad que abre el tema, a nivel social y a nivel individual, de pareja, de familia.

Muchas veces la discusión sobre la interrupción del embarazo, no se colocaba en el plano adecuado: no se trataba de ser o no proaborto. Es decir que nadie en el fondo promovía el aborto como algo positivo, sino que se trataba de establecer las condiciones para que una realidad social indisimulable se transformara en un mecanismo con garantías de salud para todas las mujeres que tomaran esa difícil decisión.

Y afirmaba, que aquella discusión se puede asemejar a esto en más de un sentido: el otro, refiere a una realidad que cuesta reconocer -mucho más a los profesionales de la medicina: Pero, seamos francos, ¿quién no escuchó alguna vez que alguien fue “desconectado” o que recibió el “coctel? ¿Que ante una realidad científicamente irreversible, alguien se apiadó y aceptó terminar con el sufrimiento?

¿Eso existe o no?

¿De qué se trata entonces: de inventar artificialmente un mecanismo que abre paso muertes que no deberían ocurrir o el reconocimiento de una realidad?

Mucho más aún, si tenemos en cuenta otro factor: un país que tiene el altísimo índice de suicidios del Uruguay.

Tener posturas tajantes no resulta fácil. O al menos resulta muy duro.

Existen planteos atendibles a favor y en contra, tanto desde el punto de vista humano, como moral, incluso desde el plano religioso.

Todo indica que el proyecto va camino a su aprobación.

Esa aprobación implicaría abrir un escenario complejo en el que deben primar las garantías de todo tipo, para la persona que sufre, su familia, la sociedad y los médicos.

El proyecto fue aprobado en la comisión de salud de diputados y los miembros de la coalición de gobierno votaron divididos, ya que contó con los votos del Partido Colorado y del Frente Amplio.

«Nosotros consideramos que este tema, que lo tenemos hace más de dos años en la Comisión de Salud, lo hemos estudiado y analizado profundamente (…) Entendemos que no es necesaria una nueva extensión de plazo, porque ya hubo tiempo suficiente», aseguró a la prensa la diputada por el Partido Colorado Nibia Reisch.

Asimismo, confirmó que la votación en el pleno de la Cámara será en octubre.

Por su parte Rodrigo Goñi, del Partido Nacional, ubicó la discusión en otro plano y cuestionó el «apuro» por encontrar una salida «fácil, barata, rápida para eliminar a los enfermos más vulnerables”.

El senador Guido Manini, en tanto, no sólo rechazó la iniciativa sino que también solicitó al presidente Lacalle Pou que lo vete en caso de que sea efectivamente aprobado por el Parlamento.

El proyecto de ley establece que el fallecimiento por eutanasia será considerado muerte natural. Y el proceso dependerá de la voluntad del enfermo, quien deberá solicitar la eutanasia ante un médico, el que deberá informarle de los tratamientos disponibles y los cuidados paliativos.

Cuando el profesional considere que la persona cumple con condiciones de salud «crónicas, incurables e irreversibles», el caso será presentado ante un segundo, o incluso un tercer médico en caso de no haber consenso en el diagnóstico.

Si el paciente reitera su decisión, se concretará, aunque con objeción de conciencia para el personal sanitario incluyendo los médicos.

Se han conocido declaraciones de Florencia, una joven cuyo padre sufrió de Esclerosis Lateral Amiotrófica, en la que destacó todo el sufrimiento que pasó él y que debieron pasaron sus seres queridos. Y resulta conmovedor.

El tema seguirá siendo discutido con defensores y quienes estén en contra.

Es un tema delicado, extremadamente delicado. Nadie tiene una verdad única. Es de esperar que al menos se lo siga haciendo con el respeto que merece.

Y que nadie intente sacar dividendos políticos del drama.