Fidelio

Ópera en dos actos

25.04.2024 | tiempo de lectura: 2 minutos

Ludwig van Beethoven fue el primer gran reformador de la música alemana de la época del cambio de siglo.

Con él dejamos atrás al clasicismo de Mozart y Haydn, para adentrarnos ya en el romanticismo cargado de pasión y gran dinámica.  Un nuevo mundo musical surge de su prolífera pluma.

FIDELIO es no solamente una de las óperas más representadas hasta el día de hoy, sino una cuya trama cargada de moralidad positiva refleja la estética personal del compositor, loando al sacrificio personal, al heroísmo, y a la lucha por la libertad.

El libreto original fue inspirado en hechos reales que transcurrieron durante los años del terror de la Revolución Francesa, con la acción trasladada a España para excusar en cierto modo la acción política de los Jacobinos, movimiento con el que el compositor simpatizaba.

 

Entre los momentos más brillantes de FIDELIO se destacan el aria del oro del carcelero Rocco, la vigorosa y dramática cavatina de Pizarro “Ah, qué momento!”,  la gran aria de Leonora : “Monstruo, a donde te diriges?”,  en la que brillara la gran soprano dramática Wilhelmine Schröder-Devrient , y el coro de prisioneros políticos, todo ello dentro del primer acto.

El segundo acto da comienzo con el lúgubre preludio sinfónico en la escena de la prisión, uno de los logros más sobresalientes del compositor de Bonn, para dar luego paso al recitativo y a la gran aria dramática de Florestan: “Dios mío, que oscuridad!”,  una de las mayores pruebas de fuego para la voz de tenor heroico-dramático.

Finalmente el gran final de la ópera celebra la valentía de Leonore, la perseverancia de Florestan, y el triunfo del Amor y la libertad, que eran precisamente los ideales en la mente del Genio de Bonn.

Aunque FIDELIO responde todavía al esquema arquitectónico musical del Singspiel  alemán, alternando partes habladas con los números musicales, la cohesión dramática que logra transmitir evidencia ya a la auténtica inspiración beethoveniana.