Guru
Ópera en tres actos, encargada por el Ministerio de Educación y Cultura del Estado Francés.
Libreto de Xavier Maurel.
Música de Laurent Petitgirard.
24.11.2025 | tiempo de lectura: 2 minutos
Al igual que LOS DEMONIOS DE LOUDUN de Krzysztof Penderecki o EL ANGEL DE FUEGO de Sergei Prokofiev, nuestra ópera de esta ocasión trata de cerca el fenómeno de la histeria masiva, si bien desde una perspectiva diferente, enfocándose telescópicamente en el fenómeno de las sectas religiosas.
Ello hace que la relevancia de GURU, el título de la misma sea de capital importancia en nuestros días, si bien la ópera ha sido compuesta sin indicación alguna de marco histórico o geográfico.
El tema fundamental de la misma se relaciona con la manipulación psicológica dentro de una secta no denominada.
El personaje principal, simplemente llamado GURU es un místico ser errático que a pesar de poseer buenas cualidades como carisma, una elevada inteligencia y poder visionario, es sin embargo de naturaleza manipulativa y controladora en forma patológica.
Músico y libretista desearon con esta ópera representar la vida de un hombre con marcados deseos sexuales y con una fuerte relación con el dinero y el poder, quien vive recluido en una isla con sus seguidores, la cual podría hallarse en cualquier parte del mundo, aún fuera de nuestros propios hogares, como los creadores de la ópera nos advierten.
Pero si bien Petitgirard y su libretista no hacen mención absoluta de un modelo o de un personaje determinado como fuente de inspiración para su ópera, es evidente que la referencia más directa la podemos hallar en la gran Masacre de Guyana en Jonestown, el 18 de noviembre de 1978, donde 918 personas perdieron la vida en un suicidio masivo.
Los tres actos de la ópera exhiben una gran eficiencia dramática, narrándonos la historia del megalomaníaco profeta quien finalmente conduce a todos menos uno de los personajes a la auto-destrucción.
Sus líneas vocales son límpidas y transparentes, dotadas de inspiradas melodías y de pasajes rítmicos que pueden traer a la mente al minimalismo de John Adams en NIXON EN CHINA o a la propia CARMINA BURANA de Carl Orff.
Las orquestaciones son del todo soberbias, creando mágicas sonoridades que derivan sin duda de la gran experiencia que Petitgirard posee como compositor de música fílmica.