¿Intendencia o vicepresidencia? Una ecuación históricamente compleja
Por Alfonso Lessa
11.03.2024 | tiempo de lectura: 3 minutos
Desde hace días se habla, comenta y debate, sobre la alternativa que enfrenta Carolina Cosse en caso de perder las internas: ser candidata a vicepresidenta acompañando al eventual ganador, o volver al ejercicio de la Intendencia de Montevideo.
En el caso del Frente, en principio y según las encuestas, podría ser segunda de Yamandú Orsi, pero también están allí Mario Bergara y Andrés Lima.
La intendenta ha asegurado que cumplirá con lo pactado en el Frente y está dispuesta a ser candidata a vicepresidenta, pero en política las condiciones siempre pueden cambiar. Por lo pronto, no renunció a la Intendencia, lo que constituye un dato en sí mismo.
La alternativa que enfrenta Cosse no es para nada nueva ni fácil de resolver en el Uruguay y para ilustrar esa situación basta con recordar un episodio histórico.
En las elecciones de 1946 Luis Batlle, el sobrino y preferido de Batlle y Ordoñez, criado por este por la muerte de sus padres, quería ser candidato a la Intendencia de Montevideo.
Sin embargo, no pudo: sus primos, hijos de Batlle y Ordoñez con los que estaba políticamente enfrentado, lo vetaron a ese cargo y propusieron que fuera compañero de fórmula de don Tomás Berreta.
Téngase en cuenta la ecuación política: lo preferían como vice presidente antes de como Intendente, lo que habla por sí solo, respecto al poder que ofrece una Intendencia donde vive algo menos de la mitad del país.
Con lo que no contaban los primos, era con el fallecimiento de Berreta que murió pocos meses después asumir. Y allí Luis Batlle fue presidente, poniéndose a la cabeza del neobatllismo.
En algún caso los vicepresidentes pueden haber decidido que la vicepresidencia era la culminación de su carrera política, pero casi todos o todos se han destacado por papeles muy importantes en lo previo, pero no después.
Hagamos un rápido repaso de los vicepresidentes desde el fin de la dictadura hasta aquí:
1) Enrique Tarigo, quien tuvo un papel preponderante en la lucha contra la dictadura, dirigiendo Opinar y liderando un nuevo grupo político, pero luego fue derrotado por Jorge Batlle en las internas de 1989.
2) Luis Alberto Lacalle Herrera fue acompañado por Gonzalo Aguirre, también destacado antes, con papeles muy relevantes contra la dictadura, incluyendo las negociaciones del Parque Hotel y la proclama del Obelisco. Pero no volvió a ocupar cargos públicos y sus postulaciones al Senado no tuvieron éxito.
3) Con Sanguinetti de nuevo: Hugo Batalla, había vuelto al Partido Colorado luego de duras luchas en el FA. Había cumplido un papel relevante en la defensa de presos políticos y fue mayoría en la coalición de izquierda. Murió en el cargo.
4) Hugo Fernández Faingold, sucedió a Batalla, después en 1999 estuvo muy poco tiempo en el Senado y permaneció lejos del papel destacado había tenido antes.
5) Con Batlle, el vicepresidente fue Luis Hierro López, también de importante actuación colorada y periodística contra la dictadura, pero al salir de la Vicepresidencia se mantuvo en actividad sin alcanzar el destaque anterior.
6) Rodolfo Nin Novoa había sido dos veces intendente de Cerro Largo, cargo al que se volvió a postular en la última elección, con un pésimo resultado. Mantuvo el liderazgo de un sector frentista y en el segundo gobierno de Vázquez lo nombró Canciller. Vázquez fue su principal apoyo.
7) Raúl Sendic renunció en situación particular, fue sustituido por Lucía Topolansky quien se encontró inesperadamente con el cargo y según miembros de todos los partidos cumplió una actuación positiva.
Pero no fue la vicepresidencia que la lanzó al primer lugar de la política. Ni llegó a ella pensando en un futuro político de primer orden. Más bien fue la culminación de una agitada vida como guerrillera primero, como dirigenta política, después.
Beatriz Argimón, está teniendo un papel relevante y habrá que ver que pasará en el futuro. Parece tener todas las condiciones para continuar una carrera política importante.
En definitiva, y más allá de las condiciones de cada uno, el papel que cumpla el vicepresidente y el perfil que alcance, en buena medida depende de las funciones que le atribuya el presidente. Y siempre estará por debajo de él o ella.
La función puede ser muy relevante en asuntos como la búsqueda de acuerdos, la negociación de proyectos de ley y la creación de un clima positivo en el Parlamento. Pero también implica una función burocrática y desgastante en la conducción del Senado y de la Asamblea General que no parece a medida de quienes prefieren las tareas ejecutivas.
En todo caso, la función del vicepresidente, al menos desde fines de la dictadura, en ningún caso ha servido para reforzar la imagen de un político o para relanzar su figura.
Por tanto, la eventual decisión de Cosse, de no ganar las internas, no parece fácil.