La esencia del drama argentino
Por Alfonso Lessa
08.11.2021 | tiempo de lectura: 3 minutos
Las afirmaciones del sindicalista argentino Carlos Díaz en el congreso del Pit Cnt respecto a aprovechar la campaña contra la LUC para “echar” al presidente, Luis Lacalle Pou, constituyen la quintaesencia del drama argentino: el todo vale, la desvalorización de la ley y el uso de la Justicia para aplicarla al gusto de quien mande, el hacer cualquier cosa aunque eso implique violar la Constitución y las reglas más básicas de la democracia; el uso de la política y el sindicalismo como instrumentos de poder por el poder, la corrupción, el pago de “punteros” que arrastren votos, el chantaje, las valijas de dinero que van y vienen, el uso de las barras bravas del fútbol para “apretar” a protagonistas o votantes; la antigua costumbre de golpear las puertas los cuarteles afortunadamente superada -así parece- luego de la última y siniestra dictadura y la trágica aventura de Malvinas; las alianzas más impensadas para perjudicar al otro, el sembrado de terrenos minados para los gobiernos que lleguen.
Todo eso representa claramente lo que expresó este dirigente de la CTA. Es todo lo que miramos con preocupación y asombro desde esta orilla en un círculo autodestructivo que se repite y se repite y hunde a un país riquísimo, hermoso y con mucha gente extraordinaria. Y es grave que haya venido a proponer esa forma de actuar aquí. Pero lo más grave, en relación al Uruguay, es que ese discurso haya sido ovacionado por muchos de los participantes uruguayos del congreso del Pit-Cnt. Una reacción asombrosa que flaco, muy flaco favor hace a quienes desde el Frente Amplio y también en parte del sindicalismo, se esfuerzan en tratar de demostrar que no es un referéndum sobre el gobierno.
“Así como en Argentina, aquí en Uruguay también están haciendo frente a la pandemia del neoliberalismo. Venimos a este congreso a decir que estamos a disposición para llevar adelante la campaña por el si en Argentina para derogar los 135 artículos de la LUC. Para organizar a miles y miles de compañeros, hermanos uruguayos, multiplicados por veinte, para que vengan a votar el día que se realice el referéndum y echar a Lacalle Pou”, afirmó el dirigente argentino.
Al oficialismo se la sirvieron en bandeja y la reacción no demoró en llegar y el primero en expresarla fue el ministro de Defensa Nacional. “Acá no se echa a presidentes. Acá se debate políticamente, se discute en el Parlamento, y cada cinco años, con la Constitución abajo del brazo, se vota a un presidente. Y el presidente que deja (el mando), le otorga en paz y democracia la banda a otro presidente”, escribió García. Y añadió: “esto que dijo un sindicalista argentino en el congreso del Pit-Cnt es grave pero fue ovacionado. Merecería no el aplauso sino el repudio general. Queda claro que el tema no es la LUC”.
La noticia de este conflicto tuvo una amplia cobertura internacional en especial en los medios argentinos.
El nuevo presidente de la central uruguaya, el comunista Marcelo Abdala, tomó distancia de los dichos, pero no explicó el aplauso de los presentes en el Palacio Peñarol.
El congreso definió las nuevas autoridades luego de trabajosas negociaciones que buscaron contemplar de manera equilibrada las principales tendencias: el vicepresidente será Joselo López y la maestra Elbia Pereira la secretaria general. Durante el congreso se volvió a plantear, sin éxito, la expulsión del Sindicato Policial, muy fuerte por la cantidad de miembros.
Para el Partido Comunista, uno de los principales impulsores del referéndum, la elección de Abdala era fundamental. Y lo logró. ¿Qué puede esperarse de ahora en más?
El Pit-Cnt claramente priorizó su compleja interna por sobre una imagen pública ya bastante deteriorada según todas las encuestas y eligió a dos dirigentes que no parecen los mejores para cambiar esa realidad. Nadie olvida, por ejemplo, la presencia de Abdala en un acto alabando al dictador Maduro, en el que dijo estar representando al pueblo uruguayo. El dictador de un país cuya situación ingresó estos días al análisis, nada más ni menos que del Tribunal Penal Internacional, destino de unos cuantos genocidas. Aquella grabación tuvo una enorme exposición y circulación. Quizás más aún que la de Joselo López apreciando sin hacer nada la violenta represión de menores por parte de sus compañeros – los llamados “brazos gordos”- en un centro de detención. Entonces debió renunciar a la vicepresidencia del Pit-Cnt.
Los dirigentes elegidos -en particular Abdala y López- han tenido importantes discrepancias en el pasado, lo que puede determinar situaciones complicadas en el futuro, sobre todo luego de superada la campaña por la LUC, factor de unión del presente. Por otra parte, y dados sus antecedentes y su discurso habitualmente duro y de choque, la elección de Abdala anticipa una etapa de mayor polarización y confrontación, con todo lo que ello implica.