La salud sobre la mesa

Por Camila Pírez

30.12.2022 | tiempo de lectura: 2 minutos

La salud mental ha sido clave durante el 2022. Los suicidios, el aumento en el consumo de psicofármacos, las demoras en la atención psicológica, la necesidad de contar con más equipos multidisciplinarios en los centros educativos y la atención de los adultos mayores siguen siendo todo un desafío.

El tema no es nuevo y la pandemia no fue la única responsable. Los jóvenes no tardaron en alzar su voz y en organizarse. En Treinta y Tres, un grupo de adolescentes unido por la salud mental, comenzó a desarrollar espacios donde el arte fuera utilizado como terapia. “El que sienta que esto es una lucha importante que se arrime”, decía Bárbara Rodríguez en una entrevista.

También, Lucía Brunelli de Colonia, participante de un taller organizado por INJU y Unicef, pedía que los problemas de los adolescentes no fueran minimizados y que las instituciones contaran con más equipos especializados. “Incluso los adolescentes, a veces no sabemos que decirle a un amigo por no tener las herramientas”, decía la joven.

Durante todo el año, conversamos con docentes, maestros, directores y   asistentes sociales que en la etapa más difícil de la pandemia, procuraron no perder contacto con los estudiantes e hicieron esfuerzos para hacerles llegar materiales de estudio y alimentos.

Las propias autoridades, el sistema político y los profesionales de la salud comenzaron a tender redes y a elaborar protocolos y campañas para dar respuestas, algunas con mayor alcance que otras. Surgieron también iniciativas particulares, talleres y aplicaciones para actuar y prevenir ataques de pánico, depresión, autolesiones e intentos de suicidio.

Los periodistas, los comunicadores, las familias, los grupos de amigos, los equipos de trabajo fuimos entendiendo que era importante poner los temas sobre la mesa y dejar de lado el tabú y la idea de que hablar sobre suicidio, podía tener un efecto contagio.

Con el correr de los meses nos fuimos dando cuenta que cuanto más hablábamos del tema, las personas más se abrían y compartían sus experiencias; que las respuestas comenzaban a visualizarse y que si bien el desafío era y sigue siendo enorme, había personas trabajando y dispuestas a colaborar.

De cara al 2023, la responsabilidad continúa siendo de quienes disponen de las herramientas y los recursos pero también de la sociedad en su conjunto para contemplar, aceptar y acompañar las diversas realidades y las distintas problemáticas.

Desde nuestro rol hemos intentado acercar las palabras, los testimonios, las herramientas y los aspectos a revertir. Preguntar pero sobre todo escuchar ha sido nuestro humilde aporte ante una temática multicausal a la que le queda mucho por abordar. Es un compromiso con los que están y con los que ya se fueron. Es un compromiso con nosotros mismos para estar mejor.