Los Uruguayos Rodrigo Pla y Laura Santullo competirán en el Festival de Cine de Venecia

Con la película «El otro Tom»

09.09.2021 | tiempo de lectura: 3 minutos

¿Se puede catalogar de normal a un niño? ¿Bajo qué premisas? Los uruguayos Rodrigo Pla y Laura Santullo abren este debate en su película «El otro Tom», un íntimo retrato sobre los menores bajo tratamiento psiquiátrico, hijos de latinos en Estados Unidos, con el que compite en Venecia.

La pareja, que concurre con este largometraje en la sección Horizontes, dedicada a las nuevas vanguardias, explica a Efe que su película surgió de su propio interés como padres de dos adolescentes en el tema de la infancia y de los problemas de conducta.

«De alguna manera empezamos a darnos cuenta o a enterarnos del hecho de que hay muchísimos niños medicados, que toman medicación psiquiátrica», explica la directora en Venecia.
La coproducción méxico-estadounidense «El otro Tom», rodada en El Paso, Texas, casi sin actores profesionales, narra la historia de Elena (Julia Chávez), una madre latina y soltera que depende de los servicios sociales, y su hijo Tom (Israel Rodríguez Bertorelli) con problemas de comportamiento.

El pequeño enseguida es etiquetado en la escuela como un «niño problemático», una actitud que es agravada por la ausencia de una figura paterna, y tras diagnosticarle un déficit de atención e hiperactividad empiezan a suministrar psicofármacos.

La conducta de Tom cambia de repente, hasta que un extraño episodio, que a punto estuvo de costarle la vida, hacen que la madre empiece a plantearse sobre los posibles efectos secundarios de la terapia. Convencida de que le esté perjudicando, Elena decide dejar de dar la medicina a su hijo, lo que inicia una batalla con unos impasibles servicios sociales estadounidenses, que amenazan con arrebatárselo.

La película, explican los cineastas, es fruto de un largo trabajo de investigación sobre las diferentes terapias psiquiátricas en menores en varios países del mundo, incluso en España, donde en un primer momento pensaron rodar. Sin embargo decidieron hacerlo en El Paso, retratando así las difíciles condiciones de vida de los inmigrantes latinos.

«Hay una comunidad propia en el sur de Estados Unidos, que es la méxico-americana, que habla ‘spanglish’, que son americanos pero tampoco lo son del todo, que tampoco son mexicanos pero tiene raíces profundas en México, que están un poco en el borde», explica Pla. Eso, subrayó, contribuía a dar «esa idea de que los personajes no tienen cabida dentro de la sociedad».
También hay un cuestionamiento de las farmacéuticas y del uso y abuso de ese tipo de fármacos pero Santullo sale al paso afirmando que no querían hacer de todo esto una declaración de principios: «Nos interesa más bien contar una historia».

Su pareja explicó que en la medida que iban investigando, se toparon con informes y estadísticas que demuestran que «los niños latinos, descendientes de mexicanos etcétera, tenían un alto índice de medicación psiquiátrica». «Lo cual nos hace pensar que esa evaluación de la conducta de pronto es limitada, porque no sabemos si hay padres ausentes, si vienen de situaciones difíciles del otro lado», sostuvo.

Al final, «El otro Tom» tiene un objetivo claro: «Cuestiona un poco la idea de que los niños tengan que ser de un modo u otro y cómo ciertas conductas que no dejan de ser propias de la infancia hoy día son vistas como patologías», apunta Santullo. Y se pregunta: «¿Los niños tienen que ser de una manera específica? ¿La gente tiene que ser de una manera específica? ¿No hay una diversidad psíquica que no estamos viendo y que debiéramos ser capaces de admitir en nuestra sociedad?».

Con esta obra, los cineastas uruguayos pero afincados en México desde hace años compiten en la sección Horizontes del Festival de Venecia, que concluirá el próximo sábado.
Y se muestran emocionados y felices de volver a este certamen, por el que ya pasaron con «La Zona» (2007), una película con Maribel Verdú y Daniel Giménez Cacho con la que ganaron el premio a la Mejor Ópera Prima, y con «Un monstruo de mil cabezas» (2015).

Texto: Efe.