Milei, el clan K y el despeñadero argentino

Columna de Alfonso Lessa

28.08.2023 | tiempo de lectura: 4 minutos

Hartazgo. Descreimiento. Un grito de desesperación. Todo ello  puede considerarse cuando uno intenta interpretar o definir lo que ocurrió en las primarias argentinas.

Lo más impactante y comentado fue la aparición de Milei, pero  en el despeñadero argentino nada debería llamar la atención: son demasiados años y demasiados gobiernos que han transitado sin freno hacia un destino poco luminoso, usando muchas veces de la gente sin mayor pudor.

Claro que fue, por sobre todas las cosas, una enorme derrota para un kircnherismo que usó y abusó del poder, marcando una época negra de la Argentina. Un fenómeno K que trató de  imponer su propia historia usando a Perón, pero realizando un fallido intento de superarlo. Era muy extraño, por ejemplo, que  Néstor invocara a Perón en sus proclamas y discursos.

Mucha gente se preocupa y se pregunta cómo es posible que un insólito personaje como Milei haya surgido en la Argentina con tanta fuerza y quien es el responsable, si es que lo hay. Y claro que lo hay: el clan K y todos los que lo rodean, que se beneficiaron y creyeron que la impunidad duraría para siempre.             El kirchnerismo fue el gran derrotado pero también fue un golpe para Juntos por el Cambio cuya principal figura, Mauricio Macri, abonó el camino hacia el despeñadero, en particular por haber contraído una enorme deuda externa que supone un peso inmenso para su país.

El resultado llevó al oficialismo a convertirse en el tercio menor, con un candidato presidencial que es nada menos que el ministro de Economía, Sergio Massa, lo que aumenta las incertidumbres sobre el futuro.

El resultado fue un mensaje en particular de jóvenes-jóvenes, nuevas generaciones que han roto con el pasado, con los enfrentamientos de los 70, que no vivieron todo aquello y distan del “modelo” de La Cámpora cuyos miembros, por el contrario, en buena medida han tratado de mostrarse como los sucesores legítimos del espíritu de la JP y montonero. Un discurso alentado de Cristina.

Hoy, tan lejos de aquellos tiempos, hay muchísimos jóvenes que ven, viven y sufren los problemas de sus familias y de sus mayores, ante el desamparo y la corrupción. Y que incluso han tomado un camino diferente con su voto: hijos de peronistas y de peronistas de izquierda que se volcaron por Milei.

No por casualidad los jóvenes de las zonas pobres fueron los que más lo votaron.

Todo esto vinculado al poder narco y al aumento del narcotráfico y las adicciones y la violencia sobre todo en las zonas más vulnerables. La suma de todo lo cual ha terminado de hundir la economía y la sociedad con niveles de pobreza terribles para un país con las riquezas de la Argentina. La suma de las peores tradiciones del peronismo con esta versión K. Además de todo, con el objetivo de mantenerse en el poder y evitar la cárcel, “la jefa” ha unido con un débil pegamento lo que parecía imposible: a la propia Cristina y la Cámpora con un Alberto Fernández que dijo las peores cosas posibles de Cristina y de un Massa que había prometido meterla presa.

La gente se hartó.

Parecería que estos votantes no encontraron en la oferta tradicional ni en la de los partidos pequeños, alguien que les pudiera resultar una alternativa real de cambio. Y lo buscaron en Milei y aquí entramos también en las consecuencias o en el futuro borroso.

Un Milei que disparó a diestra y siniestra con un discurso peligroso, lleno de expresiones de odio y con promesas que no parecen fáciles de cumplir y cuya concreción puede tener consecuencias imprevisibles.

Una reflexión de fondo que va más allá de estas elecciones y el ciclo electoral que terminará en octubre:

Argentina tiene -sobre todo por la forma de actuar de los partidos y dirigentes- un problema de base que es el de las elecciones de medio término. Porque la Argentina vive de campaña electoral en campaña electoral, porque los gobiernos y políticos están siempre pensando en clave electoral.

Y además, porque así, es mucho más difícil contar con mayorías parlamentarias que permitan una actuación coherente.

¿Qué va a pasar ahora?

Los ojos de todos apuntan a los diez millones que no votaron y el millón que votó en blanco.

¿Milei puede ser presidente? ¿Y puede en primera ronda?

Y de acuerdo a lo visto sí. Nadie puede asegurar que esto vaya    a ocurrir, pero tampoco nadie puede descartarlo.

En primera ronda se gana con el 45 % o con 40 % con 10 sobre el segundo. Milei tuvo algo más de 30 en primera ronda. Se podrá decir que los otros están muy cerca, pero creo que el que peor las tiene es Masa.

Si hubo 10 millones que no votaron, se podría pensar que no están conformes con el oficialismo, porque de otro modo hubieran salido a respaldarlo, mucho más con esta polarización o división fuerte que vive la Argentina.

Pero en principio, si en octubre votaran, aunque sea una parte, quienes tendrían más para ganar son los opositores.

Y uno tendería a pensar que en última instancia la mayoría de esos disconformes optaría por Patricia Bullrich, ante el discurso incendiario de Milei.

Pero lo ocurrido, nos tiene que hacer dudar de todo. Porque también hay un fenómeno que es el del llamado “carro del ganador”, cuando el indeciso o quien no tiene lazos políticos fuertes, muchas veces termina subiéndose a la candidatura del que encabeza los proceso. Y ese color violeta que distingue a Milei en la amplia mayoría del mapa argentino, nos deja pensando.