Periodismo y pandemia

Por Mauricio Almada

19.07.2021 | tiempo de lectura: 3 minutos

Transitando ya por los dos años de pandemia vale la pena detenerse a pensar cómo se ha comportado el periodismo como profesión y qué lecciones quedaron aprendidas.

La pandemia trajo un sacudón para el periodismo en el mundo entero, o al menos en occidente. De forma nunca vista el mundo globalizado se fue informando a ritmo vertiginoso sobre el avance del virus y de todo lo que giró a su alrededor. Nunca existieron tantos y tan eficaces medios de comunicación al alcance de las grandes mayorías.

¿Estuvo el periodismo a la altura de las circunstancias cuando la población reclamó información certera y veraz?

¿Los periodistas pudieron satisfacer el derecho de las personas a estar informadas?

En aguas de tormentas imprevistas se movió el periodismo en la pandemia. ¿Lo hizo bien? ¿Salió airosa la profesión?

En general, el periodismo demostró en esta oportunidad ser más necesario que nunca y estar aún vigoroso pese a las sucesivas crisis en las que se ha visto inmerso.

Veamos el contexto en que se movió la profesión. Este año Reporteros sin Fronteras advirtió que, con raras excepciones, el entorno laboral de los periodistas, que ya era hostil y complicado antes de la crisis del coronoravirus, se deterioró aún más en América Latina. Así consta en el Mapa 2021 de la Libertad de Prensa.

Sin rodeos, la organización señaló que la crisis del coronavirus actuó como un acelerador de la censura y creó “serias dificultades para acceder a información sobre la gestión de la pandemia por parte de los gobiernos de la región”.

Según Reporteros sin Fronteras en todo el continente los periodistas siguen con su trabajo de información en un entorno cada vez más dañino y tóxico. “La desconfianza hacia la prensa se alimenta de la retórica antimediática de la clase política latinoamericana, cuya agresividad va creciendo”, observa la organización. ¿Y la libertad de prensa?

En la medición que hace Reporteros sin Fronteras se aprecia el estado de la libertad de prensa en 180 países. Mirando el continente, Uruguay ocupa el segundo lugar, solo detrás de Costa Rica, y el puesto 18 en el global de 180. Buena ubicación, sin dudas.

Pensando en general es probable que la profesión haya tenido la peor nota en el viejo mal de informar sin el conocimiento debido. Algo de lo que advertía a comienzos del siglo pasado Carlos Vaz Ferreira en su Moral para Intelectuales. El filósofo hablaba de una inmoralidad intrínseca que comprende al periodismo en dos sentidos. Por un lado, en lo relativo a los hechos, “la obligación de afirmar sin información bastante”. Y en lo referente a la doctrina “la obligación de opinar sobre todos los asuntos”.

Veamos el primer nivel de esa “inmoralidad intrínseca” de los periodistas, la de informar sin tener todos los elementos que componen la noticia. El propio Vaz Ferreira entendía que actuar de esa forma resultaba inevitable en el ejercicio del periodismo, por lo cual allí residía la moral, un mal necesario. Si se esperara para tener todo, absolutamente todo lo relativo a un asunto quizá nunca se llegaría a informar sobre él o se informaría tarde. Por ejemplo ¿se tomó conciencia a tiempo de la catástrofe que se venía con el covid o se relegó el asunto a un problema de China y poco más?

Después vino una historia de desconcierto, incertidumbre, dudas y multitud de preguntas que el periodismo fue planteando como pudo. Las noticias elaboradas a partir de fuentes diversas y acreditadas sobre los temas consultados resultaron vitales a la hora de discernir en qué creer.

De eso se trata, de informar de forma tal que la ciudadanía satisfaga su derecho a ser informada. En todos lados, hoy y siempre. Bajo la luz del faro de la libertad, sin cuya presencia el periodismo no se puede ejercer.