Vasectomía, un derecho sexual y reproductivo
Por Magela Camelo
02.04.2024 | tiempo de lectura: 7 minutos
Muchos hombres recurren a la vasectomía como método anticonceptivo seguro, de bajo riesgo y eficaz en la búsqueda de opciones para la planificación familiar, y uno de los motivos principales por los cuales es elegido es que es una solución a largo plazo.
En Uruguay está amparada y regulada por la Ley sobre Salud Sexual y Reproductiva Nº 18.426 y el Decreto 383/2010, teniendo cobertura del Fondo Nacional de Salud (Fonasa).
Este procedimiento quirúrgico, menor, mínimamente invasivo y de gran aceptación en los últimos años, se puede revertir, aunque se vuelve más difícil con el paso del tiempo.
Si bien la vasectomía ha ganado popularidad, no todos conocen fehacientemente qué es, cómo funciona, y cuáles son los mitos y verdades asociados a la misma, así como su reversibilidad.
Históricamente la responsabilidad de la planificación familiar recayó en la mujer, pero esto ha cambiado. La aceptación de la vasectomía como una opción valiosa refleja una mayor conciencia sobre la importancia de la participación masculina en la anticoncepción y la planificación familiar, pero es crucial abordar los malentendidos y la desinformación asociadas a este procedimiento para promover una comprensión clara y precisa entre la población.
Es fundamental saber que la vasectomía no protege contra las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y que su reversibilidad no está garantizada en todos los casos.
Es un método anticonceptivo más entre todos los mencionados por la Organización Mundial de la Salud, y está considerado como “muy eficaz”, con un 0-0,9 embarazos cada 100 mujeres.
¿Qué es la vasectomía?
La vasectomía es un procedimiento quirúrgico simple, que no requiere internación, y que implica la ligadura, corte, sellamiento o cauterización de cada uno de los dos conductos deferentes o seminales que van desde el escroto hasta la uretra, los cuales transportan los espermatozoides desde los testículos hasta las vesículas seminales, de manera que éstos no llegan al semen.
Esta intervención, que se hace con una pequeña incisión en la parte anterior del escroto, se puede realizar bajo anestesia local y lleva alrededor de 30 minutos.
Existe una alternativa, conocida como vasectomía sin bisturí que implica la obstrucción de los conductos deferentes.
La recuperación de una vasectomía suele ser muy rápida, pero se debe pasar un lapso para que surta efecto y consultar seriamente este asunto con el médico tratante, realizando un espermograma.
Quienes se someten a esta intervención vuelven a sus actividades normales de forma casi inmediata. De todos modos, en el posoperatorio, durante al menos una semana deben abstenerse de tener relaciones sexuales, así como evitar cargar mucho peso, y se recomienda usar suspensor durante este período de tiempo.
Mitos y verdades de la vasectomía
Existen varios mitos en torno a la vasectomía que van desde la creencia de que afecta la virilidad, pasando por la pérdida del deseo sexual. problemas hormonales, de eyaculación, relaciones sexuales con dolor de forma permanente, hasta la disfunción eréctil.
Una verdad es que no previene las ETS, por lo que se recomienda su combinación con el uso de preservativo. Además, si bien la vasectomía es reversible en algunos casos, no garantiza la restauración de la fertilidad y el proceso puede ser costoso. Congelar espermatozoides es una buena opción, ya que el retorno de la fertilidad no está asegurado.
Los hombres eligen la vasectomía por diversas razones. En muchos casos, desean compartir la responsabilidad de la anticoncepción con sus parejas y evitar procedimientos más invasivos o complicados para ellas, como la ligadura de trompas.
¿Qué dice la legislación en Uruguay?
En Uruguay como en muchos países del mundo, el derecho a la vasectomía está garantizado para todos los varones.
Tanto la ligadura tubaria como la vasectomía están reguladas por la Ley sobre Salud Sexual y Reproductiva Nº 18.426 y el decreto 383/2010, que establece los requisitos y procedimientos para su realización.
En el artículo 3º inciso f de la Ley 18.426 señala como objetivo específico de las políticas y programas de salud sexual y reproductiva “garantizar el acceso universal a diversos métodos anticonceptivos seguros y confiables”, y en el inciso g incluye “la ligadura tubaria y la vasectomía con consentimiento informado de la mujer y el hombre respectivamente”.
En términos de cobertura de salud, el Fondo Nacional de Salud (Fonasa) ofrece la vasectomía como parte de su cartera de servicios, lo que facilita el acceso a este método anticonceptivo para la población.
El Decreto 383 del año 2010 (Fijación de Cuota Mutual de Sociedades Médicas) establece en su artículo 6 que se incorporan “a los Programas Integrales de Salud y al Catálogo de Prestaciones de Salud, como prestación obligatoria a la vasectomía y a la ligadura tubaria por vía laparoscópica”, y que “dichas prestaciones no darán derecho al cobro de tasa moderadora”.
Según una nota elevada el 8 de marzo de 2012 por parte del Programa de Salud Integral de la Mujer, del Área de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud Pública, dirigida a las Direcciones Departamentales de Salud, Sindicato Médico del Uruguay, Federación de Mutualistas del Interior, Sociedad Uruguaya de Urología, Sociedad Ginecotológica del Uruguay, y Servicios de Salud Sexual y Reproductiva del Uruguay, “tanto la ligadura tubaria como la vasectomía son un derecho de los y las usuarias de toda edad y una obligación de los prestadores de salud consagrados en la Ley 18.426 y su decreto reglamentario”. Agrega que “está indicado ante la sola voluntad del individuo (plasmado en el consentimiento informado válido)”, y que “no se deben realizar consideraciones o valores respecto a la edad, paridad, patologías, etc., como requisito”.
Según esta nota, el consentimiento válido para la vasectomía lo puede firmar todo individuo mayor de 18 años, cualquier menor de edad legalmente casado o emancipado, quien ejerce como curador o curadora de una persona con discapacidad, en el caso de un menor de edad no casado (soltero o en unión concubinaria) se aplica el principio de autonomía progresiva contenido en el Código de la Niñez y la Adolescencia, pudiendo el profesional decidir que la misma existe dando por válido el consentimiento, y en caso de dudas puede solicitar el consentimiento del padre, la madre o el tutor, estando obligado a actuar si estos lo dan. El menor también puede solicitarlo por vía judicial, pero nunca se debe proceder sin el consentimiento del menor, por más que los mayores lo pidan.
“Nunca es punible ni civil ni penalmente la pérdida de fertilidad cuando es el usuario que lo solicita y da su consentimiento válido” y “sólo es demandable la mala praxis”, expresa esta nota.
El tiempo máximo de espera para una vasectomía es de 6 meses, “el de una cirugía de coordinación”, y “una demora mayor puede llevar a sanciones a las instituciones”.
Sin bisturí
En este tipo de intervención, se utiliza una pinza y se sujeta una sección del conducto deferente cerca de la superficie del escroto, sin realizar cortes en el mismo. La vasectomía sin bisturí no deja cicatrices.
Con una pinza se extraen ambos conductos deferentes y se los sella en los extremos.
El procedimiento sin bisturí suele realizarse con láser y la recuperación suele ser más rápida.
Esta intervención es más rápida que la vasectomía con bisturí y dura unos 10 minutos.
La reversibilidad de la vasectomía
La reversión se relaciona con la voluntad de tener hijos biológicos y la cirugía es más complicada que la vasectomía. En la misma se vuelven a conectar los extremos cortados de los conductos deferentes para que el esperma pueda liberarse nuevamente en el semen.
Si bien existe otro mito que tiene que ver justamente con que -de forma errónea- se considera a la vasectomía un método irreversible, es decir, permanente- no está garantizado que quien se someta a la misma pueda volver a procrear, y esto depende de muchos factores.
Saber si se era fértil antes de la vasectomía es un dato por demás importante.
“Me da total tranquilidad”
Joaquín (46) se hizo la vasectomía en 2023. Tiene hijos, no tiene pareja estable y se cuida paralelamente con preservativo, pero es consciente de que puede romperse y no quiere más hijos. Estuvo 5 años madurando la idea hasta que tomó la decisión de realizarse la intervención quirúrgica y no piensa revertirla.
“Me siento viejo, pero en realidad fue más por el miedo a conocer a una persona, que no tenga hijos, por ejemplo, o que tenga ganas de tener un hijo y me termine convenciendo de algo de lo que yo estoy ya recontra convencido”, expresa. “Ese es mi miedo -dice-, el entusiasmo”, reflexiona. Reflexiona: “es muy lindo tener hijos, pensar en la idea de tener otro hijo y a todos los que tenemos hijos nos encanta, entonces es muy fácil entusiasmarme, porque me gustan mucho los niños, pero cuando lo pienso fríamente, llego a la conclusión de que ya no tengo edad para volver a empezar”. Agrega: “Yo no quiero tener más hijos, tengo dos de 20 y de 15 años de edad”.
Por otra parte, señala que hace poco tiempo una mujer con la que está saliendo le envió un mensaje que decía “tengo que hablar contigo”. En otro momento -expresa Joaquín-, hubiera pensado “¿qué está pasando acá?”. Respira profundo y dice: “Tengo total tranquilidad”.
Consultado sobre el momento en pensó en la vasectomía, recuerda que hace 5 años nació su sobrino y se dio cuenta que ya no tiene “mas fuerzas para andar con un bebé”. “Lo quiero mucho, me gustan mucho los niños, pero me doy cuenta que estoy viejo, que ya está, que fue una etapa muy linda la de padre con niños bebés y que ahora estoy en una etapa muy linda que es la de padre con hijos adolescentes”, señala. Dice que no la quiere “embarrar con volver al mismo viaje de niños chicos”.
“Lo decidiremos con mi pareja”
Mauricio (51) piensa seriamente en realizarse una vasectomía desde hace aproximadamente dos años. Se está informando y ha dialogado con conocidos y amigos que se la han hecho, pero quiere hacer partícipe a su pareja de esta decisión. Considera que ya no está en edad de criar hijos, ya tiene dos hijos grandes y “no quisiera volver a pasar por educar a un hijo con el trabajo que da”. Aclara: “estoy más veterano, no los puedo levantar, jugar, como pude con mis dos hijos, y no me agrada mucho la idea de ser padre viejo aunque tuve uno a los 39 y eso para mí ya es un poco ser padre viejo”.
Mauricio tiene pareja estable y quiere tener relaciones sexuales sin preservativo, pero eso lo decidirán los dos partícipes de la relación. “Mi pareja no ha dado signos de menopausia, pero me parece que hay unos cuantos años más de ser fértil y en el caso de que aún fuera fértil lo haría para tener relaciones tranquilamente y sin preservativo”, dice.
Añade que en principio “hay una decisión unilateral” de su parte, pero que “ella no tiene interés en tener hijos”, que “ya tiene dos”. “Hay una cosa en común pero también unilateral”, dice.
Foto: Pablo La Rosa / adhocFOTOS