Para no olvidar, de Laura Gabay

El largometraje explora la memoria familiar a partir de la comunicación epistolar, a través de casetes y cintas en Super 8, entre un exiliado y su familia

22.10.2024 | tiempo de lectura: < 1 minuto

Como tantos uruguayos, José Gabay debió afrontar en exilio en 1973. El desino fue Suiza. Desde allí se comunicaba con sus padres y su hermana. Allí, en Suiza, nació su hija Laura.

Doce años después de la partida forzada, José regresó a Uruguay. En Suiza quedaron casetes y filmaciones. Del otro lado del océano, en la comarca, Laura, ya convertida en cineasta, con varios cortos en su haber, descubre, tres años después de la muerte de su padre, una caja con el material que José enviaba a Montevideo.

“Primero, recuerda Laura en Justos y pecadores, tenía la idea de transcribir los casetes, hasta que descubrí las filmaciones que realizaba mi padre. Me sorprendió ver cómo filmaba, cómo se detenía frente a un paisaje. Yo había decidido estudiar cine, sin saber la mirada de mi padre. Me di cuenta de que había una historia para contar”.

La historia a la que hace referencia la cineasta no queda circunscrita a su ámbito familiar. Por el contrario, se trata de un diálogo entre sonido e imágenes en busca de la construcción de la identidad migratoria y ordenar, en la medida de lo posible, la memoria fragmentada. Armar, con los restos del naufragio, una continuidad a través de la voz en off de Laura que, también de manera epistolar, le habla su padre.

Para no olvidar –con producción Suiza, Francia y Uruguay– se estrenó en el Festival Detour y se exhibe el jueves 24 y sábado 26 en sala B, Cine del Sodre; viernes 25, en la Casa de la Pólvora, Cerro, y el jueves 31 en Cinemateca.

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