Fiscalía archivó investigación por muerte de Gonzalo Aguiar
El fiscal del caso concluyó que la imputada actuó en legítima defensa
19.12.2024 | tiempo de lectura: 3 minutos
La Fiscalía Departamental de Maldonado de 1° turno, a cargo del fiscal Sebastián Robles, solicitó el archivo de la investigación del fallecimiento de Gonzalo Aguiar luego que su expareja le disparara, en la madrugada del pasado 26 de febrero en Punta del Este.
La investigación liderada por Fiscalía analizó varios hechos que dan cuenta de un contexto y que ayudan para la comprensión de lo sucedido.
En tal sentido, de la pericia psicológica de la indagada surge que en el marco de la relación de pareja existió por parte de él violencia física, económica, patrimonial, simbólica, doméstica y psicológica. Además, da cuenta del miedo que ella sentía porque estaba en juego su integridad física y la de su familia; ya que él constantemente le recordaba los contactos que tenía y el daño que podía hacerle a sus familiares, física y laboralmente. Esta situación empeoró cuando en noviembre de 2022 se enteró de que estaba embarazada, incrementando aún más los niveles de violencia. Por ejemplo, cuando ella intentaba huir, él o sus custodias, la perseguían, la interceptaban en la ruta y la hacían volver con él o cuando estuvo internada en ocasión del nacimiento de la hija de ambos y el equipo especializado en violencia de género del centro asistencial debió actuar tras episodios violentos de él, señala el comunicado de Fiscalía.
Luego señala que la situación sobre la tenencia de la hija y el régimen de visitas fue motivo de instancias de conflicto por parte de él, quien tenía la firme intención de quedarse con la tenencia. A raíz de ello se reconociliaron, pero debido a un profundo temor que le concedieran las visitas al padre y al miedo por la integridad de su hija. Para ese entonces, la indagada ya se encontraba completamente aislada y peleada con su familia.
De las declaraciones de los testigos surgen que eran constantes los insultos, las escenas de violencia y de celos, incluso hasta por las interacciones en redes sociales. También manifestaron que él la amenazaba con hacerle daño y que le iba a “partir la cabeza”.
Las conductas violentas del fallecido no eran solamente respecto de su pareja sino también con otras personas con las que tuvo vínculo, quienes en sus declaraciones indicaron que era una persona conflictiva, que buscaba siempre el enfrentamiento y que era difícil encontrarlo sobrio ya que consumía frecuentemente estupefacientes.
Un testigo manifestó tenerle miedo ya que no se sabía cuál era su límite y que “él te hablaba como si no los tuviese”. Incluso lo llegó a amenazar de muerte, junto a sus hijos. El mismo testigo también se refirió a dos situaciones de violencia en la que fue torturado.
De la investigación también surge que a Aguiar le gustaba ostentar sus vinculaciones a nivel político y policial. Por ello, amenazaba a su entorno diciendo que él conocía a todo el mundo dentro de la policía, que la controlaba y que si lo denunciaban los iba a matar porque él se iba a enterar. Esta actitud generaba miedo y terror impidiendo que lo denunciaran.
También —siempre según el comunicado de Fiscalía— el fallecido acostumbraba ostentar su escolta de guardias de seguridad y su gran variedad de armas. Todos los testigos afirmaron que constantemente portaba armas y amedrentaba con ellas.
En virtud de todo lo antedicho, el fiscal concluyó que la conducta desarrollada por la imputada no es penalmente responsable de sus acciones pues actuó en legítima defensa, por lo que se procedió al archivo de la investigación.
Agrega “que existió por parte de él una agresión ilegítima, quien en esa misma noche le anunció a la indagada que iría a matarla y llevarse a la niña y rato después, en horas de la madrugada irrumpió violentamente en el domicilio y aún estando a escasos metros de la imputada continuó con las amenazas de muerte”.
Surge del relevamiento realizado por la Policía Científica que esa noche el fallecido profirió amenazas contra la integridad de la indagada, indicando a través de mensajes de texto: “voy a ir y le voy a romper la cabeza, la voy a cortar en pedazos (...) la voy a partir al medio...”. Así pues en la madrugada cumplió su promesa y concurrió hasta la finca donde se encontraba la pareja. Según la declaración de un testigo, llegó: “gritando (...) te voy a matar, dame la bebé, dame la bebé”, alterado. Tanto testigos como la imputada, son claros respecto al convencimiento de que el fallecido traía en sus manos un arma.
Finalmente el Fiscal indica: “teniendo en cuenta la personalidad del fallecido, su uso habitual de armas de fuego, su temperamento violento, la irrupción en horas de la madrugada en el domicilio, en un gesto típico de cuando él portaba el arma, todo lo que además fue precedido de amenazas concretas de muerte; no haría exigible a la imputada una comprobación efectiva de la presencia del arma, así como tampoco esperar pacientemente una inminente acción del fallecido”.
Con relación a la cantidad de disparos efectuados, los mismos duraron el tiempo que duraron las amenazas por parte de su pareja, luego buscó un lugar seguro e inmediatamente procuró la presencia policial.
Texto: en base a Fiscalía - Mauricio Zina/AdhocFotos