El ajedrez en la infancia y la adolescencia: los beneficios educativos
Uruguay promueve la enseñanza del ajedrez sociopedagógico
06.10.2023 | tiempo de lectura: 5 minutos
El ajedrez es una potente herramienta pedagógica en el desarrollo de habilidades cognitivas, sociales y emocionales. Este juego, uno de los más antiguos del mundo, ha sido objeto de numerosos estudios que respaldan sus beneficios en el ámbito educativo y en la vida cotidiana: favorece el rendimiento académico, aporta valores y tiene un fuerte impacto en el desarrollo de habilidades imprescindibles para enriquecer los vínculos.
Uruguay promueve la enseñanza del ajedrez sociopedagógico. El 23 de noviembre el Ministerio de Educación y Cultura, a través de la Dirección Nacional de Educación y su Área de Innovación Educativa (que lleva adelante el programa Ajedrez para la Convivencia) y de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) anunciará la reformulación del programa Ajedrez en la Escuela, integrando este juego a las prácticas pedagógicas como una política de Estado y extendiendo su práctica a más instituciones educativas en 2024.
La noticia se dará a conocer en el último de los cuatro encuentros regionales de ajedrez educativo que lleva adelante Ajedrez para la Convivencia. Estos tendrán lugar en Maldonado, Colonia, Rivera y Montevideo. Participarán más de 1500 niñas, niños y adolescentes, representando a más de 100 centros educativos. La propuesta es organizada junto a la Dirección General de Educación Inicial y Primaria (DGEIP) de la ANEP, la Federación Uruguaya de Ajedrez, el Club Rotary Uruguay D4980, el área Gestión Territorial de la Dirección Nacional de Cultura y la Intendencia de Rivera para la sede de ese departamento.
Moviendo las piezas de la educación
Como en la vida, en el ajedrez la decisión sobre qué acciones tomar, teniendo en cuenta sus consecuencias, son de suma relevancia. El ajedrez fue declarado por la Unesco como patrimonio cultural intangible de la humanidad y anteriormente fue reconocido como deporte por el Comité Olímpico Internacional. Tras la pandemia, la ONU afirmó que aporta a la “justicia, la tolerancia, el respeto mutuo”, y también a “la inclusión”, ya que cualquiera puede acceder a él, sin importar su edad, género, idioma, o estatus social o económico.
Tiene muchos beneficios: concentración, memoria, agilidad mental, creatividad, pensamiento crítico, desarrollo de estrategias, toma de decisiones adecuadas bajo presión, autocontrol, razonamiento, capacidad para afrontar y resolver problemas, así como la tolerancia a la derrota o la frustración.
Ajedrez para la Convivencia es una “propuesta de ajedrez educativo como una alternativa transversal e integradora”. Creó una “red de trabajo entre todos los organismos del Estado que desarrollan actividades de ajedrez socio educativo”.
Su coordinador, Esteban Jaureguízar, consejero y representante del continente americano en la Comisión de Educación de la Federación Internacional de Ajedrez y exconsejero de la Federación Uruguaya de Ajedrez, dijo a los Medios Públicos que, si bien está dirigido no solo al ámbito educativo formal, pone “un foco muy importante” en este.
El programa tiene ya muchos años, pero Jaureguízar advierte que las necesidades del sistema educativo han variado. “En esta etapa estamos muy abocados a realizar nuestro aporte a la transformación de los diseños curriculares hacia una educación por competencias”.
Agrega: “Estas prácticas lúdicas que no están dirigidas específicamente a incorporar un saber privilegiado en el sistema educativo como las matemáticas, las artes, o la historia, apuntan a que nuestros chiquilines desarrollen sus capacidades y sus competencias para su desarrollo en la vida”.
El fin no es ir solamente “a lo cognitivo y a los saberes”, ya que, explica, “desde lo lúdico trabajás las habilidades emocionales, sociales, fortalecimiento de la forma de relacionarse y de gestionar sus propias emociones, lo que es muy significativo en los nuevos paradigmas que están basados en competencias”.
Por tal motivo, y buscando un mayor impacto, el programa Ajedrez en la Escuela, que se llevó a cabo entre 2010 y 2019 en escuelas de tiempo completo, llegará a más centros educativos integrado a las prácticas pedagógicas, según explicaron a nuestro portal fuentes del Ministerio de Educación y Cultura (MEC). Si bien Jaureguízar no quiso dar detalles sobre el anuncio que se difundirá en noviembre, afirmó que “será un formato novedoso” y que será revelado por las autoridades de la DGEIP y el MEC.
La convivencia desde un tablero
Esteban Jaureguízar explica que “el juego es un puente para un encuentro disfrutable”, por lo que trabajan “muchísimo con los educadores acerca de cómo manejar el hecho de ganar o perder”. La perspectiva es que el docente ponga el valor en lo que sucede en el transcurso del juego y no en el resultado, por lo que se desaconseja a docentes e instituciones educativas hacer referencia permanentemente acerca de quiénes fueron los ganadores”, porque eso hace que “el chiquilín visualice que lo que importa al docente es que ganó y, si pierde, llega la frustración, por querer estar en ese lugar de destaque”.
Para evitar ese tipo de sentimiento, dice que el discurso “debe ser ‘qué bueno que estuvo el juego ‘, ‘qué linda esta jugada, ‘cuánto podemos aprender’ (aunque el jugador haya perdido la partida), ‘como lo disfrutamos ‘, reflexionar sobre ‘qué pasó que se pelearon mientras jugaban’, y felicitar a los representantes que participaron en un encuentro, sin importar si ganaron o no”.
Observa que “la violencia muchas veces tiene que ver con emociones de frustración, por sentirnos mal por cómo nos ven o por el lugar que nos otorgan dentro de un grupo de relaciones vinculares”. Afirma que “si se resignifican esos lugares se logra buscar emociones y vínculos positivos”.
Los encuentros del programa no son competitivos y en los mismos, cada equipo está integrado por estudiantes de distintos centros educativos. “Nosotros trabajamos desde lo lúdico, el desarrollo integral, la convivencia”, expresa.
Añade que está planteado “reflotar un programa con el Instituto Nacional del Menor”. Se brindaron talleres en muchos lugares, instituciones u organismos que trabajan en espacios educativos no formales, por ejemplo, el Instituto Nacional de la Juventud, comunidades que construyen sus propias viviendas “para aportar desde el juego a la cohesión de las mismas”, y las cárceles, entre otros. Los mecanismos y metodologías varían según los destinatarios.
El aporte de los rotarios
En Uruguay, el Rotary colabora con la difusión del ajedrez. Paolo Oberti, quien trabajó en Naciones Unidas y en la Unión Europea, y es miembro del Club Uruguay D4980 del Rotary (la D refiere a distrito) que apoya al programa Ajedrez para la Convivencia, relata que su club impulsa este juego como una gran “oportunidad de brindar ese apoyo a personas de todas las edades”, pero destaca la importancia del “nicho que hay en la educación, no de forma competitiva, sino educativa”.
Al igual que el MEC (que aporta mesas, tableros y todo lo necesario para el juego) su club colabora con materiales en varios departamentos. Este viernes, tres escuelas rurales de San José recibirán una donación que rotará por estas instituciones, ya que todos los alumnos se reúnen cada dos meses para jugar en una escuela. Cuenta que los niños “abrazan las mesas” cuando llegan. “Muchas escuelas comenzaron a producir sus propias fichas y tableros”, y este material hecho con sus manos “pueden llevarlo a su casa para jugar con vecinos, amigos y con su familia”.
Su club recibe respaldo de otros y está haciendo una sociedad con sus pares. Aclara: “No queremos ser exclusivos, sino tener otros clubes que apoyen”.
Formación de formadores
El MEC, a través de Ajedrez para la Convivencia y de la ANEP, dicta cursos de ajedrez educativo para profesores de ajedrez, ajedrecistas y educadores de todos los ámbitos y sistemas, estudiantes de magisterio, profesorado y carreras afines, y no es imprescindible saber jugar para inscribirse.
Varias intendencias han llevado adelante talleres y encuentros de ajedrez, como la de Montevideo y la de Canelones. Es así que el joven Adrián Arriola, estudiante de la Licenciatura en Educación (Universidad de la República), tras realizar el curso del MEC presentó un proyecto al Centro Cultural Parque del Plata. Desde el 23 de setiembre dicta allí un ciclo de talleres que se lleva a cabo los sábados. La pregunta disparadora es: “Ajedrez, ¿juego, arte o ciencia?”.
Comenzó a jugar a los 5 años de edad y en 2018 se consagró campeón nacional en la categoría Sub 18.
Cuenta que aprendió en una computadora XO, con el video juego Ajedrez y Leyendas, creado por Esteban Jaureguízar en 2010 para el Plan Ceibal.
Adrián afirma: “Un jugador de ajedrez debe tener pasión, templanza, trabajar la reflexión, la calma”, y subraya que “no todo es pensar, sino que también hay una parte emotiva”.
Texto: Magela Camelo
Foto: Javier Calvelo/ Adhocfotos