El interior profundo: la escuela rural de Estación Meneses, un maestro y dos alumnas

Raúl Ipar es un docente que se enamoró de la escuela rural. La historia de vida de un hombre que decidió comprometerse con la ruralidad a través de la educación

01.09.2022 | tiempo de lectura: 2 minutos

Hablamos en Justos y pecadores con  el maestro Raúl Ipar, director de la Escuela Nro 48 de Estación Meneses, ubicada en el interior del departamento de Artigas, para conocer la realidad de ésta y otras escuelas de zonas rurales.

Estación Meneses se ubica a 70 quilómetros de capital del departamento de Artigas. Si bien su nombre puede referir a una antigua estación de tren, en realidad el término “estación” remite a que ese lugar fue una suerte de paraje de carretas y con el tiempo de cachilas, porque allí se le pagaba al personal de las estancias. Los peones de entonces paraban ahí para tomar algo o injerir algún refrigerio.

La escuela, que data de 1920, estuvo enclavada en varios lugares y en Estación Meneses desde 1997. El maestro y director de la escuela narró en Justos y pecadores cómo es su rutina laboral. “Vengo los lunes, avenes veces regreso los miércoles a mi casa y regreso los jueves a la escuela. Y otras veces me quedo toda la semana en la escuela. Actualmente hay dos alumnas, Valentina de 11 años, que es brasileña y está en quinto año, e Isabela de 5 años.  Vienen de lugares alejados. Una debe hacer 8 quilómetros y tres quilómetros la otra niña. El año pasado, cuando estaba otra maestra, había siete alumnos. Pero hay mucha movilidad por el tema del trabajo, las familias buscan changas en otras estancias. Tampoco hay aquellas familias tan numerosas, como había antes”, sostuvo Ipar.

Ambas alumnas trabajan en un mismo salón, donde hay dos pizarrones. “A veces trabajamos los mismos temas, con diferentes dificultades para cada una, pero hay que tener en cuenta la diferencia de edad y que los tiempos no son los mismos. También me gusta que tengan su tiempo para jugar, sociabilizar, porque viven en estancias solo con gente mayor, Tenemos conectividad a Internet y Plan Ceibal”, contó con el maestro.

Otra particularidad que tiene la escuela es ser la única de todo el departamento que tiene paneles solares y batería. “Estamos gestionando la conexión con UTE que llega a trece quilómetros de acá. También tenemos agua de pozo, que no es muy potable, y una partida para comprar agua en bidones”, señaló el maestro.

Ipar, que viene de familias de docentes y sus hijos estudian en Montevideo a nivel terciario, contó que realiza otras tareas además de la docencia. Por ejemplo, la limpieza, pintar el salón o desde hace una semana también cocinar. “A veces me pega la soledad”, reconoce el docente, “después de recibirme, trabajé un año en la ciudad, pero después me enamoré de la escuela rural”.

Foto: Javier Calvelo/Adhocfotos.