El sacrificio de una maestra rural

La historia de María Domínguez

22.09.2023 | tiempo de lectura: 2 minutos

Cada mañana, María Domínguez debe recorrer doscientos kilómetros, cien de ida para ir a la escuela rural 118 de la Paso de la Cruz del Yí, en Florida. Al término de la jornada, una distancia similar recorrerá para llegar a su casa. Un sacrificio que se repite de lunes a viernes cuando decidió ser maestra rural.

“Conseguí una moto extra para andar en la ciudad e ir hasta la ruta. En la ruta 56 hago dedo hasta llegar a San Gabriel y en la ruta 6 volver hacer dedo para llegar hasta la estancia. Ómnibus hay, pero lo que no coindicen son los horarios. Por ejemplo, tengo un ómnibus que ale de Florida a las 6 de la mañana, pero tengo que esperar tres horas. Y llegar a San Gabriel, donde tengo que esperar otro más. Si esperara ese ómnibus en San Gabriel, fácil llego a las 10,30 o a las 11”.

El recorrido de María es de Florida a San Gabriel, desde allí a Monte Coral y luego un quilómetro y medio más por ruta hasta la estancia, ahí agarra la moto, regresa ese  quilómetro y medio  hasta Monte Coral y desde ahí hace 12 quilómetros hacía adentro.

María cuenta que junto a su compañera manejan un margen de dos horas de ida y dos horas de vuelta a diario. “La ida coincide bien, el regreso te puede costar más. Hay veces que he llegado a mi casa  a las seis y media, Un día que hubo lluvia y el paso me creció, llegué ocho y media pasadas. Estoy jugada a hacer dedo. Lo más gracioso es que había una familia que decía que si me pongo la túnica, todo el mundo me iba a parar.  Me llevaron hasta la ruta porque el paso estaba crecido y esperaron que alguien parara. Contaron veinte vehículos, yo haciendo dedo, y ninguno se detuvo.

María hace un año que está en esa escuela y tiene dos alumnos, una niña de cuatro años y un niño de 9 años.

Escuchar la entrevista:

Texto: Justos y Pecadores