Explosión en Villa Biarritz demostró la poca cultura de seguridad, dijo prevencionista
Es más barato prevenir, se necesita un cambio de conciencia, dijo Luciano Silva, técnico prevencionista
26.07.2022 | tiempo de lectura: 3 minutos
En Justos y Pecadores, Luciano Silva, técnico prevencionista e integrante del Sindicato Único de Prevencionistas del Uruguay, se refirió a lo ocurrido en Villa Biarritz y a la importancia de la prevención, la concientización y la fiscalización, entre otros factores, a tener en cuenta ante situaciones de esta índole.
Se refirió a lo que considera «poca cultura de seguridad», «no solo en este caso de la explosión del edificio sino en general». «En este caso en el que se está trabajando y los técnicos están evaluando toda la evidencia (…) hemos escuchado en la prensa distintas voces, desde el Banco de Seguros del Estado sobre la falta de seguros y de la contratación de los mismos, o desde la Sociedad de Arquitectos, sobre la necesidad de ampliar medidas y sensores, pero siempre, todo en referencia a lo que es reparar el daño, pero se habla muy poco de la parte preventiva”, sostuvo el especialista.
“Desde siempre se habla de las causas directas, pero muy poco de lo que es la causa raíz. Ni más extintores ni más detectores de humo hubieran evitado este evento”, aseguró Silva.
Explicó que en el caso de un edificio como el afectado, con gas por cañería, “hay un suministro continuo y, si hay una fuga, el gas continúa acumulándose y hasta que esa presión no se libera por algún lado, incluso una chispa estática puede llegar a encenderlo. Entonces tampoco hay una cultura de cómo prevenir, si hay olor continuo, pedir inspecciones, revisar y asesorarse, en lo previo, antes que suceda una desgracia”.
El integrante del Sindicato Único de Prevencionistas del Uruguay señaló que otro de los peligros es con las instalaciones eléctricas de los hogares. “La mayoría de las viviendas tiene una llave diferencial, pero siguen ocurriendo incendios a causa de las instalaciones, ya sea por modificaciones de tipo caseras que a veces no quedan bien, o porque la llave no funciona. En definitiva, nos falta cultura para prevenirnos en el hogar, cuestiones como no tener alargues atravesados, revisar las instalaciones y nos olvidamos y terminamos por sentir que se transforma en una rutina que una llave diferencial se active, o sentir olor a gas”.
«Si hubiésemos contado en ese edificio con detectores de gas, que salen entre 1000 y 2000 pesos, sin duda no es lo mismo que se active un sensor de gas en un apartamento a que se activen en dos o tres apartamentos. Ahí saltan las alarmas. Pero en definitiva, hablamos de costos mínimos en comparación a los costos de los accidentes o eventos como estos. Y por supuesto no solo hablamos de costos en efectivo, hablamos de los costos y daños psicológicos, lo que genera para esas familias la inseguridad de que durante meses no volverán a sus edificios, el trauma, y los peores costos, las personas con heridas graves”.
También se refirió al proceso de habilitación y fiscalización de los edificios. “Cuando queremos habilitar un edificio, vamos a la letra, pero esos son requisitos mínimos y si hacemos una evaluación de riesgos, tendremos muchas más exigencias, porque a la hora de enfrentar situaciones como estas, siempre será más barato prevenir. Se necesita un cambio de conciencia, porque se da por necesidad o por eventos traumáticos como sucedió ahora. Ahora hablamos de qué había que haber hecho, qué faltaba, quién es el culpable. Y esto debe ser antes, prevenir, revisar esa instalación de gas, los detectores de humo, extintores, el mantenimiento, y eso es la cultura que tenemos que tener, y que evitaría llegar a que ocurran estos eventos. Tenemos que ser proactivos en ese sentido para no tener que tomar acciones cuando ya ocurrió el evento”, puntualizó el técnico prevencionista.
La fiscalización, a su juicio, juega un rol importante. “En este momento falta también fiscalización, pero no por denuncias, sino que podemos actuar de oficio. Si de repente hoy hay alguna irregularidad en un edifico, los inspectores van porque hay una denuncia, pero esto debería ser una rutina, algo que se mantenga en el tiempo, y para poder impulsar esa cultura se necesitan no solo políticas de fiscalización, sino activar un poco más la conciencia y al autocuidado”, concluyó Silva.
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