INIA envía semillas a «Bóveda del fin del mundo»
Allí se encuentran a una temperatura bajo cero constante en el interior de una montaña
11.10.2022 | tiempo de lectura: < 1 minuto
1892 semillas de diferentes trigos y cebadas fueron enviadas desde el Banco de Germoplasma a la Bóveda Global de Semillas de Svalbard en Noruega, la mayor reserva del mundo.
Allí se encuentran a una temperatura bajo cero constante en el interior de una montaña, donde está a resguardo de cualquier fenómeno natural y en condiciones de perfecta conservación.
El proyecto «salvaguardando semillas para el futuro» garantiza la conservación por más de medio siglo ante diversas eventualidades, no necesariamente apocalípticas.
El INIA tiene su propio banco de germoplasma con 19592 muestras y es uno de los 41 que existen a nivel mundial.
Su curador, el ingeniero agrónomo Federico Condón explicó a De Siembra que no solo es una reserva ante un «cataclismo mundial, lo es para situaciones más mundanas como un incendio, una inundación» que ponga en riesgo la continuidad de un determinado cultivo.
En el caso de las semillas uruguayas son de distintas épocas y variedades y se escogió el trigo y la cebada por ser las de mayor resiliencia al estar el Uruguay en una zona intermedia entre el frío y el trópico lo que las ha dotado de características especiales.
La analogía recurrente de los bancos de semillas es la de la informática señalando al proyecto como «el disco duro» de las semillas a nivel mundial.
En cuanto al déficit hídrico presente por tercer año consecutivo en Uruguay, el experto adelantó que «la tierra está comenzando a rajar en INIA La Estanzuela, Colonia» que, si bien es un punto bastante seco, la preocupación está presente nuevamente ante la entrada del verano.