«Las horas de sueño son innegociables», dicen los especialistas

Si bien en Uruguay no hay estudios epidemiológicos sobre el sueño, a nivel mundial el 90% de la población duerme menos de lo que necesita

28.08.2022 | tiempo de lectura: 4 minutos

El sueño es un hábito que se debe mantener con pautas desde la niñez y es esencial para nuestro cerebro. Todos los organismos vivos necesitan un período de reposo y en los seres humanos es por lo menos una vez cada 24 horas.

En la medicina del sueño se realiza una primera diferenciación entre trastornos y patologías, explicó a los Medios Públicos la Dra. Marisa Pedemonte, especialista e investigadora de los mecanismos del sueño, docente de fisiología y de medicina del sueño en la Universidad de la República y en el Claeh.

Cuando se habla de patologías se encuentran, por ejemplo: apnea – que son pausas respiratorias y hacen que la persona despierte para volver a respirar; ronquidos – que es la obstrucción del ingreso del aire; narcolepsia – cuando hay crisis reiteradas de sueño durante la vigilia e hipersomnia – que es tener un excesivo sueño y la persona puede llegar a dormir de noche de 10 a 15 horas más 4 o 5 horas de día.

A nivel de Latinoamérica «si tomamos solo sujetos adultos, hablamos que entre el 15 y el 20% padece apnea de sueño», afirmó la Dra. Marisa Pedemonte. Esta patología está muy asociada a la obesidad. En general se da porque el paciente va adquiriendo más grasa corporal, la que se acumula en el cuello y eso genera obstrucción de la vía aérea. Lo primero que se produce es el ronquido, pero «roncar no es normal y se debe consultar con el médico para tener un tratamiento», explicó la especialista. Dormir menos equivale a engordar más por el funcionamiento que tienen las hormonas que regulan el hambre y la saciedad durante el sueño y esto genera en círculo vicioso.

En un mínimo porcentaje la apnea se produce por motivos anatómicos, corregible con cirugías. La Dra. Pedemonte fue enfática al decir que «todas las patologías de sueño tienen un tratamiento adecuado para revertirlas».

En cuanto a los trastornos la Dra. Pedemonte explicó que se suelen generar por la conducta social y los más preocupantes son la privación de sueño y el insomnio.

La investigadora calificó al primero como «la vedette» de los trastornos porque repercute en la calidad de vida. Según cifras internacionales «el 90% de la población está privada de sueño, duerme menos de lo que necesita, crónicamente pierde de una a dos horas de sueño por noche», eso genera además de la mala calidad de vida: fatiga, problemas laborales, sociales y familiares, depresión y ansiedad.

En lo que refiere al insomnio está muchas veces vinculado a circunstancias de vida, que van desde un problema a un nacimiento y generalmente cuando acaba la situación vuelve el sueño. Lo preocupante es cuando esa situación se prolonga y las personas «desaprenden a dormir», afirmó la Dra. Pedemonte. El insomnio no es una patología de sueño en sí misma, pero puede llevar a otras patologías funcionales y orgánicas.

«El sueño no es negociable. La juventud, sobre todo, considera que dormir es una pérdida de tiempo y entonces se acuesta tarde, se levanta temprano, se esfuerza con mate o bebidas energizantes, por ejemplo, pero eso con los años pasa factura», dijo la profesional.

¿Cuánto debemos dormir?
Las horas de sueño están relacionadas a la genética de cada persona y si bien no hay una «tabla», en promedio los bebés llegan a dormir entre 16 y 18 horas por día y los niños escolares y adolescentes necesitan 10 horas por día, consolidándose desde los cuatro o cinco años el sueño nocturno. Los adultos necesitan entre 7 y 8 horas de sueño y después de los 60 años el sueño suele ser más corto y con más interrupciones.

Pedemonte explicó que «en vacaciones en general las personas recuperan el sueño y cuando se estabilizan, durante esos días, logran la cantidad de horas de sueño necesarias como para sentirse bien y reposadas; esas serían las horas necesarias de sueño diariamente. Si una persona duerme en sus días libres lo mismo que en días de actividad, esa persona no tiene déficit de sueño».

En el caso de los niños, la Dra. consideró un gran déficit de la pediatría a nivel mundial, el no educar o brindar consejos en cuanto al sueño. «Un niño escolar necesita al menos diez horas por día de sueño y eso repercute en el aprendizaje y en el rendimiento escolar».

El déficit de sueño también es uno de los factores que inciden en los siniestros de tránsito. «Cuando escuchamos: «se cambió de senda y chocó», seguramente se durmió al volante. El sueño siempre vence», dice la Dra. Pedemonte. Cuando uno está fatigado puede tener «micro sueños» que duran de 5 a 10 segundos, es como que «el cerebro se apagó».

Esta situación es aún más preocupante en el caso de los trabajadores que conducen vehículos de transporte de pasajeros, o de carga o quienes utilizan maquinaria de alta precisión con una excesiva cantidad de horas, nuestro cerebro no está adaptado como para mantener durante 16 horas una alerta tan importante como la que se necesita para este tipo de actividades. «Con el sueño no se juega y no podemos negociar», dijo la docente.

Con respecto a los médicos, afirmó que no están preparados en medicina del sueño. «La medicina tradicional se enseña sobre una persona despierta y en reposo. El médico general cuando el paciente dice estoy durmiendo mal no sabe cómo tratarlo, no sabe cómo manejar los psicofármacos para inducir el sueño, que debe ser muy pautado, corto en el tiempo y en las dosis. No es «planchar» al paciente para que se quede contento, porque después el paciente no vuelve y se pierde de un buen tratamiento».

La Dra. Pedemonte agregó que no es un tema que pase solo en Uruguay, sino que dada la prevalencia de estas patologías es un debe en la preparación de los médicos en Latinoamérica, no hay en programas curriculares, ni cuerpos de formación para los estudiantes de grado.

«Uno ve que el egresado médico no le pregunta al paciente ¿cómo duerme?, cuando debería ser una pregunta obligada. No es para que sepan tratarlos a fondo, sino para que hagan un buen diagnóstico primario y una buena derivación que no le haga perder el tiempo al paciente. Me encantaría que en 30 años la medicina del sueño sea medicina preventiva», sentenció la Dra. Marisa Pedemonte.

 

Foto: Centro Médico Respira