MSP presentó guía para mejorar la atención de personas con ansiedad y depresión

Busca optimizar el proceso asistencial mediante una serie de recomendaciones que refuerzan el primer nivel de atención y evitan la derivación innecesaria a especialistas en psiquiatría

28.08.2024 | tiempo de lectura: 2 minutos

El Ministerio de Salud Pública (MSP) presentó una nueva guía destinada a mejorar la atención de personas con ansiedad y depresión dentro del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS). Este documento busca optimizar el proceso asistencial mediante una serie de recomendaciones que refuerzan el primer nivel de atención y evitan la derivación innecesaria a especialistas en psiquiatría.

La guía fue dada a conocer este martes 27 en la sede del MSP, con la presencia del subsecretario José Satdjian, quien subrayó la importancia de esta iniciativa en el marco de las acciones en salud mental desarrolladas durante el último período. Según Satdjian, la pandemia evidenció un aumento significativo en las consultas por problemas de salud mental, lo que motivó al MSP a priorizar y ampliar la atención en este campo, alineándose con los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Uno de los aspectos clave de la guía es el fortalecimiento del primer nivel de atención, que incluye un mayor aprovechamiento de las licenciadas en enfermería. Estas profesionales, dotadas de la capacitación necesaria, desempeñarán un papel fundamental en la atención inicial, lo que permitirá una respuesta más rápida y humanizada a las personas que acuden en busca de ayuda.

El documento establece un conjunto de estrategias que incluyen el fortalecimiento de los recursos humanos, el uso de la telemedicina, y la implementación de modelos de atención escalonada. Estas acciones tienen como objetivo ordenar la demanda de atención, respaldar a los profesionales en la toma de decisiones, y garantizar la continuidad asistencial.

Además, se prioriza un enfoque basado en la atención primaria en salud, con prácticas fundamentadas en evidencia científica, y se busca prevenir la medicalización y psicologización innecesaria de situaciones de sufrimiento humano.

El proceso de intervención propuesto por la guía se estructura en tres etapas. La primera se centra en la utilización de recursos no farmacológicos durante la entrevista clínica, ofreciendo orientación tanto a la persona afectada como a sus familiares. La segunda etapa involucra un abordaje psicoterapéutico y psicosocial, mientras que la tercera, y más intensiva, contempla la inclusión de tratamiento farmacológico y otras intervenciones psicológicas de mayor profundidad.