Unos 35 millones de personas sufren hambre en Sahel y Cuerno de África
«Nadie necesita tanto que se le ayude como estas dos regiones», dijo responsable humanitario de la ONU
19.05.2022 | tiempo de lectura: 2 minutos
Treinta y cinco millones de personas están sufriendo hambre en las zonas africanas del Sahel y en el Cuerno de África por la sequía que sigue golpeando esos territorios, y la ONU advirtió este jueves de que pronto será muy tarde para acudir en su ayuda si no recibe la financiación que requiere para este fin.
«Nadie (en el mundo) necesita tanto que se le ayude como estas dos regiones. Este sufrimiento es consecuencia del cambio climático, aun cuando estos pueblos no han hecho nada para crear este fenómeno», dijo el responsable humanitario de la ONU, Martin Griffiths, en una conferencia de prensa tras una visita a Kenia.
En ese país, el alto funcionario observó personalmente el impacto que está teniendo en la gente la cuarta temporada consecutiva de sequía que se extiende por el resto del Cuerno de África (Somalia y Etiopía), así como por el corredor geográfico que constituye el Sahel, donde Burkina Faso, Chad, Mali y Níger son los países más impactados.
«Necesitamos dinero ahora para salvar vidas y ofrecer a las poblaciones alternativas de supervivencia para los meses que vienen», manifestó.
Mientras la crisis humanitaria en Ucrania ha dado lugar a una generosa respuesta financiera de los donantes, la crisis climática y alimentaria en África ha tenido una respuesta lenta e insuficiente.
Esta situación sobreviene en momentos en que los países africanos empezaban a levantar cabeza tras la pandemia de covid-19 y ha coincidido con la interrupción del suministro internacional de cereales de Ucrania y Rusia a causa de la guerra, lo que ha provocado que el precio de los alimentos se dispare.
La sequía actual en el Sahel y el Cuerno de África es la más grave en cuarenta años y se teme que el número de personas en riesgo inminente de hambre aumente en las próximas semanas, causando muertes, una ola de desplazamiento mayor y conflictos por los pocos pastos que quedan.
Griffiths dijo que lo más urgente es contar con la financiación que permita entregar efectivo a los pastores antes de que terminen vendiendo a los últimos animales que les quedan y moviendo a sus familias en busca de agua y alimentos.
Texto y foto de archivo: EFE