Uruguay inició con éxito el camino de la exportación libre de desforestación
La Unión Europea lo exigirá desde 2025
22.04.2024 | tiempo de lectura: 2 minutos
Se trata de una selección de productos como la madera, granos y carnes que provengan de predios en los que no se haya destrozado el bosque nativo para su desarrollo. Cinco contendores de madera aserrada están en viaje con destino a Estados Unidos y otro buque navega hacia Portugal con chips de madera certificada.
El director de Gestión de Bosques del Uruguay, Joaquín Garrido, señaló a De Siembra la importancia de que el Uruguay aproveche la ventaja comparativa con respecto a los países de la región.
El sistema de trazabilidad que existe a nivel ganadero, agrícola y forestal, el Plan Nacional de Uso y Manejo de Suelos y el sólido sistema de leyes sociales que tiene el país, son el plus que lo posiciona diferente.
Forestal Caja Bancaria ha tenido un rol protagónico en las exportaciones de este tipo de madera bajo la nueva normativa administrando desde hace 60 años unas 18.000 hectáreas forestadas en Piedra Colorada y El Carmen (Paysandú), teniendo como accionistas a la Caja de Jubilaciones Bancarias.
Las maderas de sus bosques fueron las exportadas en esta condición y sus bosques los primeros en recibir las certificaciones para que los productos aserrados lleguen con éxito a destino.
El ingeniero industrial Carlos Sarasola, director ejecutivo de Forestal Caja Bancaria, dijo que la empresa tiene certificación especial desde hace 17 años, similar a la del resto del sector maderero. Destacó la importancia de los procesos sostenibles que deberán ajustar permanentemente de ahora en más para poder adecuarse a la normativa.
Desde el Gobierno nacional se celebró el proceso, especialmente desde del Ministerio de Ambiente, ya que no solo tendrá impacto en la preservación de los recursos naturales, sino también en la calidad, precios y cantidad de mano de obra nacional, dijo a De Siembra Gerardo Amarilla, subsecretario de Ambiente.
Uruguay tiene actualmente 1.300.000 hectáreas forestadas para la producción, mayormente de eucaliptos, que no ha crecido sustancialmente desde que se instalaron las tres megaplantas de celulosa y tampoco se espera que ocurra en los picos de producción.
El boom forestal se fue gestando a finales de los 80 y consolidando en los 90 hasta alcanzar su máximo en los 2000, cuando se comenzaron a instalar las plantas. Fue parte de una ley consensuada en los años 80 que a menudo destacada como la principal política pública de largo aliento que tenido el país.
En las últimas cumbres sobre cambio climático, el tema de la deforestación, especialmente de la Amazonia, ha sido central y países como Brasil fuertemente cuestionados.
Durante la gestión del expresidente Jair Bolsonaro se alcanzó el pico de deforestación autorizada para generar espacio a diversas explotaciones. También Bolivia, Paraguay y el norte de Argentina han incurrido en procesos de deforestación, permitiendo la destrucción por incendios o tala de miles de hectáreas de bosque.
Las mayores críticas han venido de Francia y Alemania, países integrantes de uno de los continentes más deforestados durante siglos ante el avance de la industrialización y los procesos agroindustriales intensivos.
Texto: Alejandro Montandón