El frente Lula – K

Por Leonardo Luzzi

15.12.2022 | tiempo de lectura: 2 minutos

A nivel interno se procesan varias discusiones, algunas más escandalosas, como las del pasaporte a Sebastián Marset, acusado de narco o los chat de Alejandro Astesiano, ex custodia presidencial que está preso. Hay otras discusiones más normales como el proyecto Neptuno para sacar agua Río de la Plata y potabilizarla, o lo que hace el gobierno que continúa con su línea firme y redactó el proyecto de reforma de la seguridad social y el de la educación, mientras inaugura carreteras o el viaducto del puerto.

Pero está el otro frente, el externo, no menos importante, donde actualmente hay un marco de presiones a Uruguay por el camino que decidió tomar de salir solo a captar mercados y vender lo que produce su gente.

Es la primera vez que los tres socios del Mercosur emitieron un comunicado, claro y contundente, advirtiendo a la administración del presidente Luis Lacalle Pou que, de seguir insistiendo con TLC (Trabados de Libre Comercio) con China, Turquía o con quien sea, el país puede ser sancionado y separado del bloque regional.

El dilema, injusto para Uruguay, es que se le deja en una posición de tener que elegir entre mantener el esquema actual de integración o pasar a intentar algo diferente.

Esa disyuntiva que se busca construir desde afuera, porque en realidad puede no ser tal, más la presión, la ponen los vecinos, pese a que el gobierno uruguayo marcó que tiene interés en seguir en el Mercosur, donde hay socios comerciales fuertes, y al mismo tiempo profundizar el acceso a otros mercados.

Como se politiza todo, es bueno recordar que ese camino de flexibilizar el bloque fue reclamado insistentemente por los anteriores gobiernos del Frente Amplio, en la voz, entre otros, del entonces ministro de Economía, Danilo Astori.

El único TLC que tiene Uruguay por fuera del Mercosur es con México, alcanzado en 2004 bajo el gobierno del presidente Jorge Batlle. En ese caso los socios del Mercosur dieron la autorización a Uruguay, algo que no están dispuestos a ofrecer ahora.

También es comprensible, porque es bueno tratar de entender a los otros, que países como Argentina y Brasil con industrias grandes, importantes (que Uruguay casi no tiene) y que dan miles de puestos de trabajo, deban proteger ese tejido de un gigante como China o EEUU.

De todos modos, ese razonamiento de protección tiene falencias cuando el Mercosur sigue adelante, desde hace años, buscando un acuerdo amplio con los europeos, gigantes también, para lo cual se establecen mecanismos de protección y tiempos para adaptarse. Ese acuerdo con la Unión Europea no está firmado y no está claro si algún día prosperará.

Ahora, tras la cumbre del Mercosur de diciembre en Montevideo, Paraguay pareció modificar lo que había firmado en el comunicado amenazante a Uruguay y se mostró dispuesto a apoyar TLC individuales si los demás países se pueden sumar. Eso es lo que propone Uruguay para el caso de llegar a acuerdo con China, es decir que todos se puedan adherir cuando lo consideren oportuno.

Pero en esa misma cumbre, Argentina, con el kirchnerista Alberto Fernández a la cabeza y Brasil, ya pensando en el próximo presidente de izquierda, Lula Da Silva que asume el 1.º de enero 2023, no parecen dispuestos a aflojar, sino por el contrario, buscarán tensar la cuerda con Uruguay cuyo gobierno de centro derecha tiene una visión económica liberal.

Entonces, los caminos se cierran y habrá que ver qué decide el presidente Lacalle Pou, que según reiteró ante los presidentes vecinos, está dispuesto a avanzar, cueste lo que cueste.