La kazaja Elena Rybakina conquistó por primera vez un Grand Slam y ganó en Wimbledon
Derrotó a la tunecina Ons Jabeur por 3-6, 6-2 y 6-2
09.07.2022 | tiempo de lectura: 2 minutos
Wimbledon, en la edición que decidió cerrar la puerta a los rusos, se topó con una campeona nacida en Moscú.
Elena Rybakina, nació en Moscú, pero se nacionalizó kazaja por cuestiones puramente económicas y se convirtió entonces en la primera kazaja en la historia en ganar un título de Grand Slam y en la más joven en lograrlo desde Petra Kvitova en 2011. Derrotó a la tunecina Ons Jabeur en la final de Wimbledon por 3-6, 6-2 y 6-2.
En 2018 Elena tuvo que elegir entre irse a Estados Unidos a estudiar, con el sustento de becas, o ampararse en la bandera kazaja y cuatro años después de aquella decisión dio a Kazajistán su primer Grand Slam en Wimbledon.
Rybakina se coronó como la campeona más joven en once años en el All England Club y rompió la historia de superación de Jabeur, que optaba a convertirse en la primera árabe en ganar un Grand Slam y en la segunda africana, después de que el sudafricano Johan Kriek ganara el Abierto de Australia en 1981.
Pero la presión derribó a la tunecina, que cayó ante el peso de su propia historia. Hizo un primer set prácticamente perfecto, al que colaboró también una Rybakina que cometió 17 errores no forzados, pero después de ese 6-3 que le dejaba a un paso del título, se fue.
Con todo el público esperando una victoria por la vía rápida de una jugadora con diez victorias seguidas en hierba y con el estatus de número dos del mundo, el cañón de golpes ganadores de Rybakina comenzó a funcionar.
La kazaja le apabulló con 22 golpes ganadores en el segundo y tercer sets y no se dejó amedrentar por el intento de ensuciar el encuentro de Jabeur. Rybakina, la tenista con más golpes ganadores del torneo y la mejor sacadora, por números del circuito, terminó con una racha de cuatro finales perdidas y se convirtió en la campeona más joven, a sus 23 años, desde Petra Kvitova en 2011. Es el tercer título de su carrera, tras Bucarest 2019 y Hobart 2020.
Sorprendió su pasividad ante el triunfo, con una simple sonrisa y un saludo al público.
Texto y Foto: EFE