La renuncia de Sanguinetti y la disputa por la renovación

Columna de Alfonso Lessa

29.02.2024 | tiempo de lectura: 3 minutos

La renuncia de Julio María Sanguinetti a la secretaría general del Partido Colorado cierra una etapa de esa colectividad, en la que el protagonismo del dos veces presidente de la República ha sido muy grande.

Las figuras de Sanguinetti y del fallecido expresidente Jorge Batlle, fueron casi excluyentes dentro del batllismo durante décadas, al menos en lo que a liderazgos refiere.

Ese tema y la trayectoria de Sanguinetti dan para una columna específica, pero ahora es momento de analizar la renuncia en el marco de campaña electoral que ya se está desarrollando y del comienzo del último año de la coalición republicana de la que fue principal promotor.

«Termina un ciclo y empieza otro. Empieza el ciclo de la renovación”, declaró el propio expresidente, refiriendo a la necesidad que tiene su partido de encontrar nuevas figuras.

En este año electoral son muchas las cosas que se juegan partidos, actores políticos y el propio país. Todos se juegan algo: pero en el caso del Partido Colorado se juega su futuro, la incidencia que pueda tener desde el año próximo y el hecho de no caer aún más de lo que ha venido cayendo en los últimos tiempos.

El Partido Colorado fue durante la mayor parte de la historia del Uruguay el partido del gobierno, el partido del Estado, manejó los principales resortes del Estado y en su seno actuaron figuras como José Batlle y Ordoñez y Luis Batlle, que trascendieron por mucho a su partido.

El hecho de que haya sido Sanguinetti uno de los promotores fundamentales de la coalición que gobierna Uruguay fue, en buena medida, lo que permitió a los colorados marcar una presencia importante en este período, incluso podría decirse que mayor a la de sus votos.

Desde hace varias elecciones, sin embargo, ha caído de forma vertiginosa en relación a aquel pasado. Ganó las dos últimas elecciones antes de la dictadura y volvió a ganar tres elecciones después de esa dictadura, con la alternancia de un gobierno blanco encabezado por Luis Lacalle Herrera. Pero después llegó el declive.

¿Qué pasó? Se pueden hacer análisis diversos: desde el costo de la transición política y económica luego de la dictadura a un tema político-demográfico por el cual en la medida que fallecían los votantes colorados, sufragaban por primera vez jóvenes que optaban en su mayoría por el Frente —asociado esto a la falta de renovación y discurso entre los colorados— o la moderación del discurso frentista, tanto bajo la conducción de Seregni, como luego Vázquez e incluso Mujica y también Astori.

Y no podemos ignorar la crisis de 2002 y sus nefastas consecuencias, que facilitaron al Frente un camino que se venía insinuando desde que pasó a ser mayoría en Montevideo.

El Partido Colorado fue desde su inicio, ya desde la Guerra Grande, el partido urbano y de Montevideo por excelencia. Y el desafío del Frente en el principal feudo colorado lo encontró con las defensas bajas, sin renovación en sus liderazgos y en 2005 perdió el manejo de todos los resortes del poder.

La excepción fue la de Pedro Bordaberry, que apuntaba como el principal relevo y a quienes muchos colorados siguen mirando con esperanza, pese a su negativa a volver al ruedo. Y que no ha desaparecido por completo de escena, sino que cada tanto hace sentir sus estocadas en particular por la red X.

Luego apareció Ernesto Talvi, pero se retiró de la política más rápido aún de su llegada.

En esa búsqueda de renovación a la que aludía Sanguinetti, hoy los colorados plantean seis precandidaturas, pero ninguna tiene el peso de otros actores del pasado.

Unos son más conocidos y podrían proyectarse en el futuro y otros parecería que quieren afirmar su perfil en la escena política pensando en el Senado o en un futuro:

Recordemos:

Tabaré Viera, el ministro de Turismo;

Robert Silva, expresidente del Codicen de la ANEP;

Gabriel Gurméndez, expresidente de Antel, fue muy cercano a Jorge Batlle;

el diputado Gustavo Zubía;

El abogado Andrés Ojeda;

Guzmán Acosta y Lara, exdirector de Telecomunicaciones

En buena medida esa dispersión se debe a la ausencia de una figura con el peso suficiente para aglutinar a la mayoría del partido detrás de él.

La buena noticia para los colorados es que habrá competencia y por tanto una movilización en la campaña que seguramente lo favorecerá y le dará visibilidad.
La gran incertidumbre es si esa dispersión, a la hora de votar, le resultará positiva o si, por el contrario, hará diluir su peso ante los otros partidos.

Y, finalmente, una pregunta puede resultar muy relevante para su futuro: si la fortaleza predominante en las urnas de alguno de los precandidatos le permitirá proyectarse no solo como el candidato del partido, sino como un nuevo líder.