Lenguaje inclusivo de género: una batalla cultural

Informe de Magela Camelo

29.09.2023 | tiempo de lectura: 6 minutos

El debate sobre el uso del «lenguaje inclusivo de género» es un fenómeno mundial, y lejos de arraigarse en la población, genera encendidas polémicas. Primero lo reclamó el feminismo y luego los colectivos LGBTQI+. Utilizarlo es una decisión política de cada persona y no se puede imponer. En Uruguay no existe ley que obligue a expresarse con el mismo. La utilización de la «e» es muy poco frecuente, y suele ser objeto de desaprobación y burla.

El gobierno uruguayo ofrece desde 2021 “sugerencias” para escribir con lenguaje inclusivo en los contenidos de los sitios gub.uy. La publicación expresa: “Hay varias maneras de volver inclusivo un texto, para que las denominaciones incluyan a todas las personas sin distinción de género, etnia, raza, nacionalidad o condición”.

La guía está basada fundamentalmente en la que elaboró Naciones Unidas, pero también toma como fuente de información un trabajo que publicó el Ministerio de Desarrollo Social en 2013. Recomienda, por ejemplo, usar “la infancia” en lugar de “niñas y niños”, “quienes presentan su candidatura”, como sustitución de “los candidatos”, “personas adultas” y no “adultos”, y “migrantes” en lugar de “extranjeros”, y “población boliviana” para no escribir “bolivianos”.

La Secretaría Nacional de Derechos Humanos de Presidencia de la República entiende que “debe respetarse a todas las personas el derecho de expresar su propio pensamiento en los términos que cada quien decida”, afirmó al portal de los Medios Públicos su titular, Sandra Etcheverry.

“No obstante, aclara, consideramos importante recomendar que se tenga especial atención al carácter discriminatorio que puede tener el lenguaje”, y agrega que “la realización de los derechos humanos depende en gran medida de que las concepciones arraigadas culturalmente sean consecuentes con los valores de reconocimiento de los derechos humanos a todas las personas”.

Etcheverry afirma que “en ese sentido, el lenguaje expresa las diferentes concepciones y muchas prácticas pueden ser discriminatorias”. Esta dependencia gubernamental “considera recomendable utilizar el lenguaje con conciencia, siendo una buena herramienta para ello el lenguaje inclusivo”.

Uruguay tendrá la presidencia pro témpore de la Reunión de Altas Autoridades de Derechos Humanos del Mercosur en el segundo semestre de 2024, y la jerarca de gobierno afirma que “es la oportunidad para presentar una propuesta a través del punto focal uruguayo ante la Comisión Permanente de Género y Derechos Humanos de las Mujeres, sobre la actualización del Manual Pedagógico sobre el Uso del Lenguaje Inclusivo y No Sexista, ya que al haber sido aprobado en 2016, tras un proceso de varios años y publicado luego en 2018, no contiene la totalidad de los usos actuales del lenguaje inclusivo”.

Dicho manual, que refiere a hombres y mujeres, “continuó siendo parte del programa de trabajo de los puntos focales de la Comisión de Género y Derechos Humanos de las Mujeres, y de la Comisión de Comunicaciones, ya que cada Estado debía darle difusión”, asegura. En ese marco, la Secretaría de Derechos Humanos lo subió a su sitio web en 2021 “para dar cumplimiento a este compromiso regional”. Actualmente “Brasil tiene pendiente su traducción al portugués”, acota.

“La construcción de las identidades de género es una construcción histórica que está en la base de muchas discriminaciones y prácticas contrarias a una perspectiva de derechos humanos, y que tiene entre otras consecuencias, la persistencia de brechas de desigualdad en la vulneración o en el acceso a derechos”, sostiene. Añade: “Precisamente deconstruir esas visiones y modificar las prácticas que sustentan esta desigualdad estructural, requiere hablar muchas veces de ‘varones y mujeres’ necesariamente, por ejemplo”, al referirse a “desigualdades salariales, desigualdades respecto a la participación política de las mujeres o en los puestos de dirección. Esto no puede invisibilizarse”.

Manifiesta que “el lenguaje inclusivo no solo implica hablar de personas de todos los géneros, sino también de otros grupos históricamente discriminados con respecto a los cuales, también determinados usos del lenguaje pueden resultar ofensivos o discriminatorios”.

Ellas, ellos y elles

Si bien hoy surgen fuertes cuestionamientos al uso del «lenguaje inclusivo»  para abarcar la diversidad de géneros, no se da tal virulencia cuando quien presenta un espectáculo pide al público que se ponga de pie para aplaudir al artista, sin tener en cuenta que puede haber personas que usan silla de ruedas, tienen dificultades de movilidad o les falta una o las dos manos.

Naciones Unidas define el “lenguaje inclusivo en cuanto al género” como “la manera de expresarse oralmente y por escrito sin discriminar a un sexo, género social o identidad de género en particular y sin perpetuar estereotipos de género”. De todos modos, no figuran en la guía de la organización la «x», el «@», ni la «e».

La llegada estos tres morfemas generó la mayor controversia. En Uruguay, políticos de todos los partidos, autoridades, medios de comunicación o quienes se dirigen a una audiencia o público suelen utilizar el masculino o el desdoblamiento («uruguayas y uruguayos», por ejemplo). Es una rareza encontrar a alguien que escriba «todxs», «tod@s» o se dirija a la población con la palabra «todes». Las exigencias cambiaron a nivel global, y con el fin de incluir a todos los géneros, comenzó a utilizarse un lenguaje neutral: «la ciudadanía», en lugar de «ciudadanos y ciudadanas».

La Real Academia Española (Rae) sostiene que el masculino es genérico. Respecto al uso de letras o símbolos para abarcar a todas las personas ha expresado que es “ajeno a la morfología del español, además de innecesario”.

La Academia Nacional de Letras de Uruguay no tiene postura al respecto. Uno de sus miembros (también de la RAE), Adolfo Elizaincín, licenciado en Literatura Española por la Universidad de la República (Udelar), quien posee diplomas de especialización en Lingüística Hispánica, fue catedrático de Lingüística General en la Udelar y director del Departamento de Psico y Sociolingüística del Instituto de Lingüística de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, de la que fue Decano durante dos períodos, sostiene que es “una imposición de neto cuño ideológico por parte de grupos y colectivos que ignoran el funcionamiento de una lengua histórica natural como el español”, y afirma que “no existe” el  «lenguaje inclusivo».

Consultado por este portal, el académico garantiza que “no solo la RAE sino todos los gramáticos del español” coinciden que “el masculino (cuando está ‘representado’ por una -o al final de una palabra, que es solo una de las formas de mostrar el masculino en español) incluye al femenino”. Manifiesta que “esta forma de hablar del sexo de personas y seres que lo presentan”, es inclusivo, no excluye a nadie, al contrario”. Considera que “tampoco debiera usarse la palabra ‘género’ que en español suele tener otros significados”.

Explica que «una lengua tiene reglas de fonética, morfología, sintaxis, léxico y semántica propias”, y pregunta: “¿Cuáles son las tales reglas de ese nuevo lenguaje ‘inclusivo’, dónde están escritas, referidas, consultables, esas reglas?”.

Respecto a quienes defienden su uso, expresa que “hablan sin saber de qué están hablando”. Acerca del uso de la «e», se pregunta “¿para reflejar, qué? ¿Sexo no binario?”.

Agrega: “¿Y toda esa amplia variedad de sexualidades que creo se agrupan en la sigla bien conocida con la que se autodenominan estos grupos, las cubre solo la -e?”. Añade: “¿Cómo sabemos que mañana uno de los grupos que aparecen en esa sigla no va a reclamar, a su vez, otra forma lingüística que los identifique y a su vez separe de los restantes grupos?”.

Al responder si el lenguaje puede ser o no sexista, Elizaincín asegura que “una lengua (no lenguaje que es otra cosa)”, que “en su estructura dé cuenta de la realidad biológica de la existencia de seres machos y seres hembra, es una lengua que indica el sexo y en ese sentido es sexista” y que si «igualamos sexista» con «discriminadora», declara, “por supuesto que es discriminadora”. Inmediatamente señala: “Pero ¿qué discrimina?: lo que la mayoría de sus hablantes, a lo largo de cientos y cientos de años de historia (y no de un día para otro) han aceptado como valores éticos, morales, etc.”.

Observa que “cuando la sociedad cambie, cambiará la lengua”, y señala que “una sociedad más amplia, desprejuiciada, flexible, capaz de admitir sin prejuicios de ningún tipo a todas las personas sin distinción de orientación sexual (no sexo y menos género), ni ningún otro tipo de peculiaridades físicas o psíquicas -y nos escribe entre paréntesis- (minusválidos, negros, judíos, etc.) será una sociedad madura para aceptar naturalmente un nuevo morfema -e  en su estructura más íntima”.

¿Qué dice la legislación uruguaya?

Uruguay aprobó en 2007 la ley n.° 18.104 (“Igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres en la República”), pero esta contempla solo dos géneros. Cumpliendo con la ley, distintas instituciones y niveles de gobierno crearon guías de lenguaje inclusivo. El Congreso de Intendentes publicó su guía en 2010 y refiere solamente a varones y mujeres, aunque en algunos ejemplos de lo que sí considera inclusivo, uno puede encontrar la neutralidad que está en la guía publicada del gobierno uruguayo o la de Naciones Unidas.

Por otra parte, la ley n.° 19.846, fue aprobada en 2019 para garantizar la “igualdad de derechos y no discriminación en base al género”, pero también abarca hombres y mujeres. La norma dice que “las mujeres y los varones son iguales en dignidad y derechos entre sí” y prohíbe “toda forma de discriminación en base al género”. Especifica qué se considera “discriminación”, pero refiere hacia las mujeres.

La identidad documentada

Personas no binarias reclaman la categoría NB en la cédula de identidad uruguaya, luego de que Argentina, mediante un decreto presidencial, incluyó la X en el documento nacional de identidad, basándose en la Ley n° 26.743, que reconoce el derecho a la identidad de género. Estados Unidos, Canadá y Alemania también reconoce a las personas no binarias en este tipo de identificación oficial.

El Manual de Lenguaje Inclusivo y No Sexista de la Universidad Tecnológica Nacional de Argentina habilita el otorgamiento del título de “Doctor, Doctora, Doctore en Ingeniería”.

Foto: Pablo Vignali / adhocFOTOS