Según Riccardo Boglione, escritor, docente, curador y crítico de arte italiano, “El cuchillo simbólico de Teresa Vila corta, con su trayectoria relativamente breve e intensísima, la tela del arte nacional: entre fines de los 50 y principios de los 70 es una presencia pujante y desafiante, respetada e incluso temida, sobre todo por su «politización» del informalismo.