Los pastores y sus vinculaciones políticas

El proceso de secularización marcó a Uruguay como un Estado Laico, no obstante hay, desde algunas iglesias, intereses para que algunos de sus miembros sean parte de la arena política

19.07.2022 | tiempo de lectura: 3 minutos

En Justos y pecadores dialogamos con Miguel Pastorino, Licenciado en Filosofía, Magister en dirección de Comunicación y profesor del Instituto de Filosofía de la Universidad Católica del Uruguay, autor del capítulo dedicado al Uruguay del libro Pastores & Políticos. El protagonismo evangélico en la política latinoamericana.

Miguel Pastorino dijo en la mañana de Radio Uruguay que “toda esta investigación fue financiada por la Fundación Konrad Adenauer, por eso los libros son gratuitos, se pueden descargar desde @dplatinoamerica. La investigación lleva años. Yo me incorporé tarde, la primera publicación data de 2018, en la que no estaba Uruguay. La mayoría de los investigadores son politólogos de América Latina que tienen por encargo investigar el fenómeno en sus países”.

Pasatorino señaló que se empezó a ver que Uruguay era una singularidad, una excepción. “En el resto de los países se empieza a ver, en los años 90, que la mayoría de los pastores de la Iglesias Evangélicas de corte Pentecostal, tenían como lema que el cristiano no se mete en política, vive de espalda a ella. Esto tiene un claro giro en años 90, donde empieza aparecer no solamente u compromiso en tiempos electorales, sino presencia pública en temas de agenda pública de líderes evangélicos de corte pentecostal. Hay un cambio en el discurso y en la praxis en la vinculación con lo político”, señaló.

“Brasil nos ayuda mucho a pensar este fenómeno, porque tiene una agencia moral y religiosa propia, no hay que identificarlos fácilmente con una ideología política. Por ejemplo, la Iglesia Universal del Reino de Dios Pare de Sufrir, tiene gente en el Congreso y con cargos públicos desde hace tiempo, ellos apoyaron antiguamente a Collor de Mello, a Lula, a Dilma, a Bolsonaro y ahora a Lula de nuevo. Ellos van al ganador y a alianzas para sus intereses”, agregó.

Pastorino dijo a Justos y pecadores que “no hay un voto religioso, la gente no vota por afiliación de fe, esto pasa en América Latina en general, no hay una correlación entre la cantidad de fieles y la votación. Uruguay tiene el índice más alto de la nueva tendencia de los creyentes sin afiliación religiosa, el porcentaje en Uruguayde los evangélicos se ha mantenido históricamente, el catolicismo existe fuerte desde los años 70, y están los otros católicos que están lejos de la iglesia, y los prácticos de la iglesia dominical. Pero la incidencia de los católicos en ínfima. Creo que hay cierta estigmatización por desconocimiento en todo lo que es religioso en Uruguay”, afirmó.

Sostuvo que el modelo uruguayo de laicidez copia al francés. “El mundo evangélico no crece, y el catolicismo no tiene la incidencia que tiene en otros países, y hay una gran ignorancia cultural de los prejuicios, que es fuente de ignorancia”, señaló.

Un dato no menor que refleja la realidad en este aspecto en el Uruguay es, explicó Pastorino que “lo que se da en otros países en América Latina, en Uruguay se da con un solo caso, con un interés claro en la participación política, la incidencia en la campaña, y no solo en tiempos electorales sino en temas de la agenda pública, en la iglesia pentecostal, cuesta mucho distinguir los ámbitos. Un ejemplo es Misión Vida, pero en general la iglesias evangélicas han sacado comunicado más bien en la línea contraria, que no pueden incidir en la política, en una sociedad laica y democrática como la nuestra, las iglesias no pueden bajar línea en temas de política partidaria”.

Consultado sobre la presencia del Arzobispo de Montevideo del cardenal Daniel Sturla en el acto de la Jura de la Constitución, Pastorino afirmó por un lado está el reconocimiento cultural histórico y otra cosa la injerencia en el presente. “Otra cosa que entra en discusión es si la presencia pública en eventos de carácter nacional, muchas iglesias pueden decir hoy en día que se les puede estar dando un privilegio a una Iglesia con mayores hegemonías que otras. Y ahí sí hay tensiones y discusiones sobre eso”.

Un problema que preocupa en el continente y que en Uruguay está un poco salvado, porque en Uruguay hay confianza en las instituciones públicas, en el poder judicial, es que que en otros países las iglesias están por encima, y eso le da más lugar y más protagonismo político a caudillos patriótico, una cosa muy positiva para Uruguay es la separación clara entre el estado y la religión, la laicidad como neutralidad.

Estamos sí en Uruguay saliendo de entender la laicidad como interferencia, porque una cosa es no reconocer el aporte religioso como parte de la cultura, una laicidad más integradora, donde sin injerencia de una ámbito sobre otro, hay una idea, estamos caminando hacia una sociedad donde la diversidad hoy es un valor que no se puede rechazar.

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