Seguridad social: reforma para el largo plazo en un escenario complicado

Columna de Alfonso Lessa

29.08.2022 | tiempo de lectura: 3 minutos

El gobierno y el país afrontan algunas reformas y temas fundamentales: la seguridad social, la educación, el Tratado de Libre Comercio con China, a lo que podría agregarse la reforma del Estado, que en cierta medida las incluye a todas.

Y a todo ello se agrega la Rendición de Cuentas, tradicional escenario de reclamos y confrontación y diferencias entre oposición y gobierno, y a veces dentro del propio oficialismo.

Tal es el clima que se genera en las discusiones del Parlamento, que hubo ocasiones en las que la Rendición pasó a ser de artículo único, para evitar esos debates y el desfile de organizaciones que reclaman mejores, determinando que mucho del tiempo del Parlamento se invirtiera en ello.

A eso, además, se están agregando otras discusiones como las acusaciones al senador Charles Carreras sobre presuntas actuaciones irregulares en el hospital Policial y el escándalo por el pasaporte otorgado a Sebastián Marset, acusado de ser capo narco y de haber organizado el asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci en Colombia.

Es, como se ve, un momento políticamente complejo, en el que se cruzan o atraviesan temas diversos, pero importantes.

La coalición de gobierno, más allá de diferencias internas, tiene una ventaja: una cómoda mayoría en las dos cámaras.

Y entre estos temas, resalta la trascendencia, en el largo plazo, la reforma de la seguridad social.

Hace pocos días, el ex canciller Enrique Iglesias ofreció una conferencia en Montevideo y puso sobre la mesa aspectos centrales del futuro laboral, del futuro del trabajo, vinculados íntimamente con el futuro de la seguridad social.

Poniendo la mirada un poco más lejos, como suele hacerlo.

Porque ¿de qué hablamos cuando hablamos de la reforma o más aún del futuro del sistema de la seguridad social?

En principio hablamos de una serie de factores, como la edad, los aportes, los números, y hasta los costos políticos, determinados por una realidad, la de hoy, la tradicional.

Pero Iglesias advirtió sobre la velocidad con la que se están procesando los cambios en el mundo y estableció como disparador de los mismos, entre otros factores, las nuevas condiciones que estableció la pandemia, como la exposición del trabajo virtual.

Pero también, la extensión de la vida, la extensión de la vida útil y la reducción de la jornada laboral que se discute e incluso se aplica en algunos lugares, con jornadas flexibles, o de 4 o 6 horas y hasta de menos días a la semana.

Y que muchas veces se realizan desde el hogar o en un sistema flexible que combina días en el hogar y otros en la oficina.

Formas que ya se aplican en Uruguay.

Quiere decir que la imagen tradicional del oficinista que llega en su horario marcando tarjeta de una máquina cuando entra y sale, en un horario fijo, con formas de trabajar reiteradas, etc. va quedando de lado.

¿Que quiere decir esto?

Significa que la reforma de la seguridad social que se está proyectando y negociando, primero dentro de la coalición de gobierno, y luego con los sectores de oposición que están dispuestos, será una reforma imprescindible por el desfinanciamiento, pero en el fondo será una reforma provisoria. Como seguramente lo serán otras de futuro que se vayan adaptando a un mundo que cambia a una velocidad tremenda.

La pandemia en ese sentido nos removió a todos.

Tenemos que acostumbrarnos a mirar todo esto con mucha más flexibilidad, con un pragmatismo imprescindible.

El futuro del trabajo, del ingreso de la gente y de la propia seguridad social, va mucho más lejos de la mejor reforma que pueda procesarse ahora.

Y para finalizar, Iglesias encaró un tema íntimamente vinculado a esto, que es el de la educación, los cambios que permitan adaptarnos a ese mundo que ya llegó y no al que fue: la necesidad de dotar a los niños (a todos) de las herramientas que les permitan navegar en un futuro en el que lo digital -que también evoluciona de modo asombroso- es cada vez más importante.

La necesidad de una reforma es reconocida por todos, entre los que predominan ideas realistas que adapten las normas a la actual situación, pero sabiendo que sus efectos serán a largo plazo. Esto significa que los réditos o beneficios respecto al resultado de la reforma, no serán de este gobierno ni para este gobierno, que en todo caso se podrá llevar el mérito de haber a promovido. Pero los resultados de la misma se verán en un futuro no inmediato, cuando no se sabe quien gobernará. Y cuando, probablemente, ya se hable de la necesidad de nuevos cambios.