Valenti: un francotirador de regreso

Por Alfonso Lessa

25.01.2022 | tiempo de lectura: 3 minutos

Si alguien hubiera asegurado antes de conocerse la noticia, que Esteban Valenti iba a estar al frente de la campaña por la derogación parcial de la LUC por el referéndum impulsado por el Frente Amplio y el PIT CNT, probablemente lo hubieran tratado de loco.

Esa alternativa parecía absolutamente inverosímil, tanto por las durísimas posturas y afirmaciones de Valenti respecto a la coalición de izquierda desde hace ya un largo tiempo, como por los intereses de los dirigentes y sectores del Frente Amplio acusados por el publicista, unas cuantas veces con nombre y apellido. Tampoco dirigentes del PIT CNT se han salvado. Esa alternativa inverosímil, sin embargo, se transformó en realidad, una realidad muy difícil de explicar en particular para el Frente Amplio, salvo que exista entre los promotores del referéndum, una gran preocupación.

La decisión parece, ante todo, un intento de cambiar las cosas, apelando a la experiencia de Valenti y a sus éxitos anteriores. Valenti -un ex comunista- es publicista, empresario, columnista, vinculado al periodismo, pero es, ante todo, un experimentado hombre político y ha sido -muchas veces atrás de bambalinas- un protagonista relevante en algunas de las anteriores campañas del Frente Amplio. Sin embargo, en la última, formó parte de una fracasada coalición de centro izquierda que se quebró ante de las elecciones y actuó como un implacable francotirador contra el Frente Amplio, con afirmaciones a veces mucho más duras que las que partieron de los partidos que hoy integran el gobierno multicolor.

Enemigo político, más que adversario, del MLN y del Partido Comunista desde su ruptura con este último, Valenti actuó en un momento cerca de Danilo Astori, hasta que la dureza de sus expresiones sobre el propio Frente o algunos de sus sectores, lo terminaron alejando del líder de Asamblea Uruguay. Sus ideas sobre el MLN y el PCU no constituyen un dato menor, teniendo en cuenta que son hoy fuerzas predominantes en la coalición.

La decisión, unánime entre quienes tenían que decidir, no ha sido sin embargo totalmente pacífica en el Frente, ni entre sus sectores ni entre sus militantes. El sector de Raúl Sendic fustigó con fiereza la resolución, dijo no sentirse representado y calificó a Valenti de “traidor” y “desertor”.

Valenti ha sido uno de los más duros críticos de los actos y presuntos actos de corrupción en el Frente Amplio, de las respuestas de la mayor parte de sus propios organismos a esos hechos y en su momento llegó a decir que a Sendic y el senador De León no se les prohibía ser candidatos para que no hablaran, porque sabían demasiado en particular sobre dineros opacos llegados de Venezuela. Ha cuestionado la política, la ética y la moral.

Valenti ha dicho que su designación no significa un retorno al Frente Amplio y que actúa como militante contra los artículos cuestionados de la LUC. Obviamente la comunidad de ideas respecto a este punto, no explica razonablemente el lugar que hoy ocupa en la campaña por decisión del FA y organizaciones sociales. Más aún, cuando Valenti inicialmente desacreditó la idea del referéndum y a través de un twit afirmó que más allá de no compartir la esencia de la LUC, la convocatoria era “un grave error”, una “falta de audacia y creer que con los mismos métodos en épocas diferentes, se puede avanzar. Será otro retroceso”, añadió. En los últimos días explicó que esa postura fue anterior a la recolección de firmas.

Para el Frente Amplio esta designación constituye una jugada de mucho riesgo, entre otros aspectos, porque si gana su postura, Valenti se llevará buena parte de los laureles y se ubicará en el centro del escenario; pero si triunfa el “No” es probable que se desate un debate interno duro respecto a las responsabilidades políticas de cada quien. Para Valenti casi todo es ganancia, empezando por la designación de su lugar para la campaña. Y aún perdiendo, no sería razonable atribuirle todas las responsabilidades.

El referéndum sobre la LUC constituyó un “salvavidas” para un Frente que había quedado desorientado después de la derrota política, la muerte del ex presidente Tabaré Vázquez y el paso atrás de los demás líderes históricos. La iniciativa recibió reparos y oposiciones en el comienzo, sobre todo en el espacio más moderado de la izquierda, pero la postura inflexible de los sectores más duros en el propio Frente y en el sindicalismo, terminaron predominando. Y finalmente lograron la titánica tarea de juntar las firmas. Fue un paso adelante en este escenario. Ese paso, sin embargo, no dejó espacio al Frente Amplio para un análisis profundo y detenido sobre los motivos de su derrota.

En su discurso muchas veces se mira al espejo y se habla a sí mismo. En cierto sentido no parece haber comprendido cabalmente los motivos de su derrota. Hoy está jugado cien por ciento al referéndum pero también debería tener el cuidado, sea cual sea el resultado, de no encandilarse y olvidar que aquel análisis de fondo, en la realidad, quedó trunco.